Busquemos lo eterno, aunque no exista.
Vayamos a por ese momento que se salve
del fluir de las cosas y que permanezca en la memoria vital con la
fuerza de lo inmortal.
Tengamos el valor de despreciar lo
mediocre, de rechazar lo condenado a morir en el olvido.
Seamos exquisitos a la hora de elegir
lo que merecería la pena que fuese salvado de la muerte.
Buenas noches.
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