Nuestra mente es una estructura como la
que se ve en los edificios cuando empieza su construcción: columnas,
vigas, aristas de cubos entrelazadas entre sí sobre las que
descansará todo lo que allí ocurra.
Pero si esa estructura mental no se
llena de contenido humano, de vida social, de relaciones con personas
y con cosas, la mente se queda vacía, se anquilosa y se viene abajo,
como esos edificios en ruinas que se llenan de hierbas absurdas y que
se convierten en inútiles moles de cemento.
Las mentes viejas, que pueden darse a
cualquier edad, están vacías y tienen las puertas cerradas para que
en ellas no entre nadie. Hay que abrir los ojos y los oídos y los
brazos y entrar en contacto, a fuerza de cariño y de actitudes
razonables, con todos y todo lo que nos rodea. Es posible que en eso
consista la juventud. Buenos días.
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