Vivir no es lo mismo que convivir.
Convivir es una parte del vivir. Eliges la persona con la que
convives porque tu intimidad te lo pide y porque necesitas compartir
tu vida con esa persona, pero la vida no acaba, ni mucho menos, en lo
que aporta la convivencia. La vida tiene mucha más riqueza que la
que se encuentra en la convivencia, por muy bien diseñada y
realizada que esté. La vida sobrepasa todos los límites y tiene que
mantenerse abierta al mundo y a las personas que forman parte de tu
mundo. Yo convivo con una persona, pero quiero vivir con todas las
que me parezca bien hacerlo. Mis amigos, mis amigas, mis compañeros,
mis compañeras, mis conocidos y conocidas forman parte también de
mi vida y lo hacen de una manera importante, insustituible. Yo vivo
en mi mundo, no sólo en mi casa. Buenos días.
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