Las arrugas salen en cualquier parte y
sin avisar, pero sobre todo en las ideas. Ocurre a cualquier edad, no
sólo a los que tienen una dosis excesiva de años. Hay veces que se
notan cuando surge la idea y hay otras en las que caes en la cuenta
cuando la dices o la escribes. Estoy convencido de que tengo que
estar atento a este asunto, porque es como si en la vida hubiera una
tendencia universal hacia la arruga que te agarra siempre por detrás
y cuando menos te lo esperas. Voy a procurar mirarme bien las ideas
en el espejo del pensamiento o en el campo de juego del papel.
Intentaré tenerlas bien hidratadas con una buena porción de
racionalidad y si aún así me salen, pediré que me disculpen e iré
rápidamente a la calle a buscar un poco de frescura.
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