Sería bueno que no nos fijáramos sólo
en las apariencias ni que nos formáramos un juicio sobre alguien
basándonos en pequeños detalles demasiado visibles. Si lo hacemos,
seguramente nos llevaremos un chasco. Busquemos más en la mirada que
en los ojos, en la sonrisa que en la boca, en los ademanes que en las
manos, en las ideas que en el cuerpo. No digo que renunciemos a la
belleza sensible, pero no nos quedemos en ella.
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