En España hay muchos que en su casa
tienen algo que ocultar. El virus de la corrupción ha entrado en
muchos lugares, incluidos los partidos políticos, y ninguno de ellos
puede decir que esté absolutamente limpio.
No es mi intención hacer
un recuento de quién aporta más a la lamentable lista de la
corrupción, aunque, si lo hiciera, estaría seguro de los
resultados. Me interesa más resaltar un aspecto de la corrupción
que no consiste en llevarse dinero o en favorecer a los amiguetes
cuando necesitan algo. Tampoco quiero fijarme en el estilo con el que
los gobernantes actuales del Estado tratan a los ciudadanos, estilo
igualmente corrupto y maloliente.
Lo que más me duele y lo que más
peligroso me parece, si lo que se quiere es lograr una convivencia
democrática de todos, es comprobar que el PP parece ir por la vida
avasallando, creyéndose que su ideología es la única posible,
provocando a los que no son del PP, intentando, no convivir, sino machacar a los diferentes hasta aniquilarlos, ignorando los disparates que
dicen y hacen, confundiendo a los adversarios políticos con
enemigos, tratando sin piedad a los ciudadanos como a súbditos, sin
la menor noción de lo que son los hombres y las mujeres de Estado,
disponiendo de lo público en aras al negocio como si fuera de su
propiedad, negándose a cualquier tipo de diálogo porque no está
dispuesto a ceder ni un ápice en sus posiciones, mirando para otro
lado ante cualquier pacto que le ofrezca la oposición, gobernando
con descaro en favor de sus intereses particulares y olvidándose de
los intereses generales de los que los han situado -ellos sabrán por
qué- en los puestos que ocupan. Es una intransigencia de tal calibre
la que profesan estos señores y señoras que a veces hacen dudar de
su salud mental. No me imagino un grupo de amigos en los que unos
quieren siempre que los demás hagan sólo lo que les da la gana a
ellos. Pues así está siendo gobernada España, con una corrupción
moral, profesada y consentida, que asusta a quien quiere actuar como
un ser humano y que está abriendo las puertas de par en par al
fascismo.
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