Cada vez que se reúnen varias personas
para discutir en serio sobre algún asunto, nombran un moderador. Su
función es la de moderar el debate, es decir, dotarlo de moderación
para que desemboque en unas conclusiones moderadas.
Me parece que en
la situación actual, en donde nadie profundiza en nada y tendemos a
quedarnos en la superficie de lo que ocurre, sería bueno nombrar no
a un moderador, sino a un radicalizador.
El término 'radical' parece
que lo usa el pueblo para referirse a alguien que realiza algaradas callejeras,
que rompe lunas o que incendia contenedores. Es decir, que lo
confunde con un delincuente callejero, con un terrorista o con un
loco con afán de destrozar todo lo que ve. Y, sin embargo, radical
viene de raíz, y se refiere a lo que es fundamental o esencial en
algún asunto.
Cuando ocurre algún episodio, en cualquier campo, y
alguien se pregunta ¿por qué ha ocurrido?, se instala en una senda
radical, porque pretende conocer la raíz de lo que ha sucedido. Hoy,
en este mundo lleno de mediocridad que nos ha tocado vivir, muy pocos
intentan ir a la raíz de los problemas. Más bien, se dejan llevar
por prejuicios, por lugares comunes, por gritos que da alguien o por
sus bajos instintos, que necesitan satisfacción, pero pocas veces intentar
llegar al fondo de las cosas.
Por eso creo que sería
conveniente que alguien, en lugar de procurar que las discusiones sean tan
moderadas, nos ayudara a plantearnos las cuestiones, de manera que
consiguiéramos conocerlas en profundidad. Son malos tiempos para
estos asuntos, pero es lo que me parece que se debería hacer.
Buenas noches.