Entrevistada en Radio Euskadi por Miriam Duque e Iñigo Lejarza Ortiz junto a Ibon Areso Alkate Jauna y JJ Gamboa
En los últimos tiempos observamos con estupor procesos judiciales de casos de violencia de género con unas sentencias escandalosas.
La mayoría de las víctimas de violencia machista, ya sea esta física, psicológica o sexual, se sienten desprotegidas; y suelen calificar al proceso judicial como un proceso traumático porque sutilmente se suele cuestionar y culpabilizar a la víctima; revictimizándolas cruel e injustamente.
Son ya demasiadas las sentencias que retratan a un@s jueces con un tremendo bagaje machista y así mismo a una institución judicial emponzoñada en la discriminación y en los prejuicios patriarcales.
Representan una vuelta a la caverna con actitudes desigualitarias que precisamente son la estructura en la que se apoyan universal e históricamente todas las violencias contra las mujeres.
Se crea así una sensación de impunidad sobre el victimario y mucha frustración e inseguridad sobre la víctima.
Además todo ello provoca una banalizacion de delitos gravísimos y brutales contra la libertad sexual de las mujeres
Es una “justicia patriarcal” (o sea, un oxímoron) que adolece de perspectiva de género, perpetuando así la cultura de la violación y el mantenimiento de los privilegios del hombre.
Y no solo se trata de una cuestión de interpretación de unos hechos, ni tampoco únicamente de cambiar las leyes; sino de producir un cambio más profundo en el que se eduque socialmente en un modelo de relación y de sexualidad igualitario, libertario, de diversidad y de no violencia y que también se formen todas las instancias (incluídas las judiciales) en perspectiva d género
Son ya demasiadas las sentencias que retratan a un@s jueces con un tremendo bagaje machista y así mismo a una institución judicial emponzoñada en la discriminación y en los prejuicios patriarcales.
Representan una vuelta a la caverna con actitudes desigualitarias que precisamente son la estructura en la que se apoyan universal e históricamente todas las violencias contra las mujeres.
Se crea así una sensación de impunidad sobre el victimario y mucha frustración e inseguridad sobre la víctima.
Además todo ello provoca una banalizacion de delitos gravísimos y brutales contra la libertad sexual de las mujeres
Es una “justicia patriarcal” (o sea, un oxímoron) que adolece de perspectiva de género, perpetuando así la cultura de la violación y el mantenimiento de los privilegios del hombre.
Y no solo se trata de una cuestión de interpretación de unos hechos, ni tampoco únicamente de cambiar las leyes; sino de producir un cambio más profundo en el que se eduque socialmente en un modelo de relación y de sexualidad igualitario, libertario, de diversidad y de no violencia y que también se formen todas las instancias (incluídas las judiciales) en perspectiva d género
Amnistía Internacional ya ha alertado de que el estado español está a la cola en denuncias de este tipo de delitos. Y si no se denuncian violencias contra las mujeres es debido a la impunidad que gozan los victimarios así como por la inseguridad y estigmatización que en consecuencia crea en las víctimas que deciden por ello no denunciar.
Lo positivo dentro de todas estas terribles desgracias sistemáticas en relación a la violencia machista es que la sociedad civil está aprendiendo a visibilizar estas violencias, a reprobarlas socialmente y a no tolerarlas ni normalizarlas y además a exigir que no queden impunes .