El señor José Manuel Castelao
Bragaño, actuando como presidente del Consejo General de la
Ciudadanía en el Exterior; la señora Fátima Báñez, ministra de
Empleo, que lo propuso para el cargo; el Gobierno de España, formado
por miembros del PP; los diputados y las diputadas del PP; los
votantes del PP y todos los que se han callado y no se han
manifestado en contra de las gravísimas declaraciones del primero:
“Las leyes son como las mujeres, están para violarlas”, en mi
opinión, se autodescalifican.
El silencio y la ausencia de condena de
todos estos señores y señoras significa que no se oponen a que en
la sociedad haya gente que piense así sobre las leyes y sobre las mujeres.
La falta de respeto que supone esta actitud, su brutalidad, su falta
de ciudadanía, de sentido humano, de racionalidad, de sensibilidad,
junto con la incitación a la delincuencia y a la violencia de género
que encierran me parecen unos de los fenómenos más graves ocurridos
desde hace tiempo en nuestra sociedad. Echo en falta alguna iniciativa de la Fiscalía del Estado que sanee esta malsana situación.
La falta de ética que encierran todos
estos silencios, junto con el estruendoso ruido de esta desgraciada
frase, explican también cómo quieren que sea la educación en
España. Nada de Ética para que se erradiquen estas actitudes. Nada
de Educación para la Ciudadanía para que el respeto, la igualdad y
la moral sean los que habiten las mentes de los ciudadanos. Se
quieren ciudadanos maleducados y salvajes, que vivan como quieran,
pero que, a lo sumo, no digan estas cosas en público. El cinismo por
encima de todo.
La crisis económica es dura, pero la
crisis moral que el neoliberalismo, encarnado aquí por estos
personajes impresentables del PP, está imponiendo en la sociedad va
a tener consecuencias aún peores para la sociedad. Sólo una torpeza
profunda o una ceguera interesada pueden explicar tanto silencio y
tanta complicidad con estas opiniones degeneradas sobre el sentido de
las leyes y el respeto a las mujeres.