jueves, 12 de septiembre de 2013

Pintadas y educación en Alcorcón




Abundan por la zona en la que vivo -y por otras también- unos individuos que se dedican a pintar fachadas con sus firmas y sus palabras distintivas. No me atrevo a llamarlos enfermos, pero estoy convencido de que tienen graves problemas de personalidad que les llevan a afirmar su ego en paredes ajenas y a darle a la ciudad un aspecto de barrio de paletos monotemáticos de estética deplorable.

El caso es que al Gobierno de la ciudad, del PP, le ha dado por 'arreglar' el problema y ha sacado a la calle una cuadrilla de pintores, que portan una buena colección de enormes cubos de pintura de diversos colores y que se dedican a pintar encima de las pintadas, creando así una sobrepintada que se suele ver enseguida, porque contrasta con el color original de las fachadas. Claro que estas sobrepintadas, en las fachadas de ladrillo, quedan muy mal, porque pintan también el espacio entre ellos, y lo que hacen es crear una superficie más lisa que la anterior, la cual aprovechan los grafiteros para pintar encima de la sobrepintada y mantener el problema hasta el infinito.

Siempre he pensado que estos percances ciudadanos son el fruto de la mala educación. Muchos padres están muy despistados y no le dicen a sus hijos ni esta ni otras muchas cosas que deberían tener en cuenta para convertirlos en personas educadas. ¿No se podría usar la TV para ilustrar a los ciudadanos sobre conductas responsables? Me parece que podría ser muy eficaz una campaña en los colegios e institutos en los que se razonara con los alumnos sobre por qué estos comportamientos no se deben hacer y sobre las consecuencias judiciales y económicas que tendrían si detienen al grafitero. Pero, claro, estos catetos ignorantes e incívicos que nos gobiernan tienen mucho interés en quitar de en medio las asignaturas en las que se deberían tratar estas cosas: Educación para la ciudadanía y Ética, por ejemplo. Estos extraños seres antropomorfos que nos gobiernan prefieren gastar el dinero en asesores (¡qué asesorarán, con las cosas como están!) en lugar de en profesores, y así nos va.

En su profunda ignorancia, estos aficionados al gobierno no alcanzan más que a entender el significado de la palabra gasto. Al del término inversión, no llegan. Por eso no creen que la educación mejoraría la vida de las personas, aunque es muy probable que esto último tampoco entre dentro de sus preocupaciones. Seguramente que el dinero que ahorrarían ilustrando convenientemente a los alumnos sería grande, pero son incapaces de entenderlo. Malos tiempos estos.


Obsérvese la variedad de colores en las sobrepintadas. Todo muy bonito.





Vea aquí la costra que adorna el suelo de las cercanías de algunos bares.





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