Sabía abrazar.
Quería abrazar.
Su
cuerpo, abrazando, se daba, comunicaba todo el cariño que le
despertaba la persona a la que abrazaba.
Te abrazaba con sus brazos,
aunque a veces eso no se veía, porque también te abrazaba con su
mirada cálida, con su sonrisa verdadera, con su cuerpo generoso.
Cuando te abrazaba, sentías que lo único que quería hacer en ese momento de su vida era abrazarte.
Buenas noches.
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