Se les habla de algo que desconocen, se
les dice que has ido a ver algo que no saben ni que existe y, en
lugar de atender y aprender, si es que al final les interesa, de
entrada lo rechazan y te interrumpen y hacen comentarios estúpidos,
propios de ignorantes contentos con su ignorancia, y comienzan a hacer preguntas absurdas y, poco
a poco, te van juzgando por haber dicho o hecho lo que a ellos no se
les habría ocurrido nunca. Cuando uno va armado de buena voluntad,
tardas un siglo en contarles una simpleza, porque se niegan a
escuchar lo diferente.
Viven al revés. En lugar de intentar ser cada
vez más ilustrados, más sabios, más abiertos y más jóvenes, son
cada día más viejos, más bastos, más estorbos, menos humanos.
Son
viejos y viejas de poca edad, pobres que van empobreciendo tu mundo.
La muerte mental les ha llegado pronto.
Buenas tardes.
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