Nunca paró de hablar. Nunca escuchó a
nadie. Nunca estuvo en disposición de aprender nada que le sirviera
para vivir. Nunca se preguntó si molestaba. Nunca hizo otra cosa que
situarse en el centro de su mundo y reivindicar su ego ante
cualquiera que se moviera. Nunca se reconoció como era. Nunca logró
que alguien le quisiera. Nunca fue una persona viva. Nunca fue otra
cosa que un ser vacío que hablaba. Buenas tardes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes expresar aquí tu opinión.