A mí no me gusta demasiado hablar. No
digo que no lo haga, sino que no disfruto mucho hablando. Cuando hay
que hablar, se habla, pero prefiero escuchar. Gozo y aprendo más
escuchando que hablando. Me gusta también escuchar la Naturaleza.
Intento poner la mente receptiva, no pensar en mis cosas y procurar
recibir las sensaciones que te encuentras en la vida. Los colores que
vas viendo, las formas que vas observando, la belleza con la que te
encuentras, las miradas, las sonrisas, todo lo agradable que la vida
te ofrece, que es mucho. También recibo sensaciones desagradables,
muy desagradables, que está la realidad llena de ellas, pero
entonces procuro no hacerles demasiado caso. Después de un buen
paseo escuchando la vida, vuelves con una cierta paz. Y, sin que me
lo explique muy bien, con más cosas que contar, pero no de lo que he
visto, sino de lo que a mí se me ocurre. Buenas noches.
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