Nada es eterno. Eso de la eternidad fue
un invento de los que eran incapaces de vivir aquí con los criterios
por los que se rige esto, o sea, sabiendo que todo se acaba y que uno
tiene que crearse su propia vida lo mejor que sepa. Su incapacidad
les llevó a huir hacia mundos inventados, en los que supuestamente
había cosas raras como la eternidad, la infinitud, el alma, los
dioses y el absoluto.
No te creas nada que venga con la
etiqueta de la eternidad. Procura más bien que cada cosa que vivas
contenga el germen de la intensidad, de la honestidad, de la
profundidad. Yo no quiero que me quieras eternamente. Quiero que si
me quieres hoy, lo hagas intensamente, como si fuera el último día
de nuestras vidas. Y si mañana me quieres, pues también. Y si no,
se acabó. Vive, ríe y llora como si fuera lo último que fueras a
hacer.
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