Por su naturaleza, la ópera es un lugar conservador. Y no está mal mientras no se vuelva reaccionario. ¿Y qué es un reaccionario? Pues un conservador que no tiene curiosidad por lo nuevo. Yo entiendo a la gente que quiere conservar valores. Pero conservar bien es también abrir el interés a cosas nuevas. Si no, los valores se marchitan y mueren. Los conservadores no pueden pensar que la ópera es un espacio exclusivamente suyo. Yo tengo una gran fe en la emoción directa. He visto la reacción de la gente cuando hice Tristan e Isolda con Bill Viola. Hicimos 25 espectáculos. Muchas veces el público es más inteligente que los llamados profesionales de la información y de la crítica. ¿Que de 1.500 personas 30 se marchan del teatro? No está mal. También se salían de las primeras óperas de Mozart.
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