Hay diversas maneras de vivir. Se puede
hacer desde el mérito, procurando esforzarse para alcanzar metas que
lo hagan a uno subir en el cumplimiento de objetivos y en el
reconocimiento de los demás. También se puede vivir desde el deber,
si uno intenta hacer no lo que le apetece, sino lo que considera que
debe hacer, bien desde la moral o, simplemente, desde la ley. Cada
cual puede teñir los actos de su vida como desee, pero hay una forma
particularmente grande, a mi modo de ver, que carga nuestra vida de
humanidad. Se trata de vivir desde la gratitud. Las gracias son
regalos. La RAE define una gracia, en su tercera acepción, como un
don o favor que se hace sin merecimiento particular. Si uno toma algo
de distancia, puede ver la vida y cada uno de sus actos como dones,
como regalos, como gracias. Todo lo que ocurre puede interpretarse
como una gracia de la vida que no cesa de darnos oportunidades. Dar
las gracias cuando recibimos algo de alguien es desearle que, de la
misma manera que la vida, a través de esa persona, nos da algo que
no teníamos, le aporte también algún regalo, alguna gracia. Creo
que la mejor manera de sentirse como ser humano en la vida es hacerlo
desde la gratitud.
Buenas noches.