Amaia Bakaikoa entrevistada en Boulevard de Radio Euskadi por Miriam Duque e Iñigo Lejarza Ortiz.
Este neologismo define a las personas que consideran la inteligencia de las personas como el principal factor de atracción sexual.
L@s sapiosexuales gozan con el conocimiento y con los valores intelectuales y culturales de la pareja. Lo que fascina es esa sabiduría y esto estimula el deseo erótico enormemente.
Se priman la inteligencia y los valores emocionales y éticos, dejando en un segundo plano la belleza física o las características socioeconómicas de la pareja, tan sobrevaloradas en una sociedad mercantilista y de culto al cuerpo.
Cuando eres sapiosexual, te sueles sentir atraíd@ por las conversaciones estimulantes sobre temas culturales, políticos o existenciales con tu pareja. Huyes de la superficialidad y te gusta profundizar en todo tipo de áreas del conocimiento a través del debate y la reflexión; con curiosidad y capacidad imaginativa.
La conversación se convierte en un juego sexual y así se mantiene el misterio y se fomenta el deseo; porque el cerebro es el principal órgano sexual por encima incluso de la piel o los genitales...
Parece que hay más mujeres que hombres sapiosexuales.
Esto estaría relacionado con la sobrevaloración de la belleza física y esa tremenda exigencia hacia las mujeres que se da en las sociedades patriarcales. Y, a su vez, en esta sociedad se asocia inteligencia con poder y estabilidad económica; lo cual entra en el estereotipo ideal del hombre para el patriarcado.
En consecuencia, la mujer inteligente suele producir miedo y rechazo porque sus conocimientos le otorgan poder y le alejan de la sumisión que se espera de ella...
L@s sapiosexuales serían el polo opuesto de l@s metrosexuales, l@s cuales se centran y se fijan especialmente en criterios estéticos y en un cuidado desmedido de la imagen y el cuerpo.
Aunque inicialmente las personas nos entran por la vista y por algo más efímero y superficial como su belleza física, posteriormente se suele llegar a valorar mucho más su belleza intelectual y emocional.
También existen personas que utilizan muy hábilmente la palabrería como arma de seducción para jugar a atrapar a personas más inseguras que quedan obnubiladas y enganchadas creando una relación tóxica de asimetría y de dependencia...
En conclusión, lo ideal es que haya una admiración intelectual recíproca dentro de una relación simétrica y con grandes dosis de independencia personal; y que a partir de esa admiración profunda se potencie el erotismo y el placer entre amb@s y además poniendo en su debido lugar de importancia otras características secundarias que también pueden resultar atractivas.
Porque no hay nada más bello y cautivador que la inteligencia; basada siempre en la sabiduría y la sensibilidad...