La fórmula que mide la velocidad de un
móvil dice que ésta es igual al espacio recorrido dividido por el
tiempo que tarda en recorrerlo.
Es una fórmula manida y muy conocida,
pero, si te paras a pensarla, resulta que realmente el espacio queda
dividido, partido, deformado y destrozado por el imperio del tiempo.
Esta es la tragedia de la velocidad,
que rompe la realidad, que destroza la vida.