Tal día como hoy de 1973 nació Juan Diego Florez.
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El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
12 de enero de 2020
Hay un miedo que recorre las mentes de las personas que intentan tomar conciencia del mundo en el que viven.
Es el miedo a la soledad.
Hoy Iñaki Gabilondo se ha despedido del programa. Su análisis constante de la realidad le ha llevado a la postura más realista que una persona inteligente puede tener: el pesimismo. No quiero ser un cenizo pesimista, ha dicho, a la vez que ha reconocido lo difícil que es mantener una actitud crítica y constructiva en el mundo crispado en el que estamos.
Es un abandono que nos merecemos. Nadie puede estar clamando en el desierto toda la vida observando que cada vez menos personas escuchan, menos personas piensan, menos personas tienen una opinión propia, y, en cambio, más personas no hacen más que ruido. No puede llegar el día en el que se apague la luz y te encuentre rodeado de quienes se tragan lo intragable y renuncian a lo razonable. Comprendo perfectamente su actitud. Si yo hubiese estado en su lugar, hubiese hecho lo mismo.
Ahora los lunes, a las 10 de la mañana, se dedicará a escuchar a jóvenes que tengan algo que decir, a quienes entrevistará. Nunca olvidaré sus Hoy por hoy, sus comentarios de las ocho y media, sus intervenciones, siempre cargadas de racionalidad, de clarividencia y de buen hacer periodístico. Y se lo agradeceré permanentemente.
Como ciudadano, hoy es un día triste.
Una de las características de la vejez es que se empequeñece la amplitud del campo de las ocupaciones y las preocupaciones vitales. Las pocas de ellas que quedan suben de intensidad, a veces, de manera muy llamativa y poco equilibrada. Esto no ocurre de forma tan notoria en la ancianidad, que mantiene una actitud mental joven, pero sí en la vejez, que alberga una mente cerrada y ajena a la realidad.
Pero a la vez que decae el número de temas que ocupan el tiempo de las personas viejas, aumenta la simplificación en la manera de abordarlos. Toda la inmensa complejidad de la realidad queda reducida en estas personas a sus aspectos más llamativas o a los que les suscitan más interés, olvidándose de todos los demás. Es por eso por lo que la opinión de los ancianos, que mantienen la mente joven y abierta, es útil para las personas y para la sociedad. En cambio, la de los viejos no suele ser más que una invitación a la comprensión y a la compasión. Y recordemos que se puede ser viejo a cualquier edad.