Vivir no es sólo estar, no es sólo
moverse, no es sólo biología. Vivir es encontrarse en el mundo
relacionándose con las personas y con las cosas y desarrollando un
proyecto que pueda calificarse como humano. No vivimos de cualquier
manera, sino que vivimos como seres humanos. Y una de los
inconvenientes más fuertes para que la vida sea humana es la
velocidad. No se puede vivir con calidad si todo lo hacemos como si
estuviéramos volando. Confundimos a menudo la velocidad de los
artefactos -los coches, los ordenadores, etc- con el ritmo humano y
logramos así hacer real la estupidez de pasar por la vida sin
enterarnos de nada, yendo raudos a ninguna parte y, en definitiva,
perdiendo lo más importante que tenemos para vivir: el tiempo. La
velocidad es nociva para vivir y para descansar. Esta noche, cuando
decidas irte a descansar, deja en el suelo la velocidad y con ella
todo lo negativo y lo desagradable que te haya dejado el día.
Olvídate de la velocidad y déjate llevar por la tranquilidad del
cariño sosegado y tranquilo. Olvídate de la velocidad y respira
hondo. Olvídate de la velocidad y acuérdate de las personas a las
que quieres. Olvídate de la velocidad y termina olvidándote de ti.
Buenas noches.