En la antigüedad, el fuego se veneraba como uno de los cuatro elementos de la naturaleza, junto al agua, al aire y a la tierra. Mantenerlo era una cuestión principal, tanto para las labores domésticas, como espirituales. Religiones y civilizaciones de todos los tiempos lo han tenido presente, incluso ha sido representado mediante figuras mitológicas, como Hefesto en Grecia y Vulcano en Roma. Las helénes o antorchas eran los medios para transportarlo, compartirlo y conservarlo siempre vivo. Por ello, Helena no fue sólo “la mujer más bella del mundo”, sino la llama que iluminó y abrió el paso en muchos momentos de la Historia. Hoy, hablaremos de ella, de ellas...
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