Es la Premio Princesa de Asturias de las Letras de este año (2024) y ha recibido un sinnúmero de premios y reconocimientos más en este y otros países, además de ser candidata al Premio Nobel, pero hubo un tiempo en el que los poemas de Ana Blandiana circulaban por su país, Rumanía, escritos a mano y de boca en boca. Su pecado original fue tener un padre que, además de profesor, era un sacerdote ortodoxo, de modo que Ceaucescu no solo lo encarceló sino que prohibió que su hija llevara su apellido, Coman, de modo que Ana –quien, en realidad, se llamaba Otilia Valeria- adoptó como apellido el nombre del pueblo en el que nació su madre. En la Universidad publicó su primer poema, que también desagradó al dictador, de modo que la obligó a interrumpir sus estudios para trabajar como obrera en la construcción. A modo de resistencia moral, Ana siguió escribiendo; de hecho, incansablemente, pues ha publicado veinticinco libros de poesía, once ensayos y cinco novelas.
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