viernes, 17 de noviembre de 2023

Pero se divertía mucho

 

Deber, de Edmund Leighton. 
Imagen tomada de Wikipedia.


Creía que podía hacer siempre lo que le apeteciera. Ni sospechaba que en muchos momentos tenía que hacer lo que debía hacer. La noción del deber como la respuesta humana a la presencia de otras personas en su vida no la entendía. Nadie le explicó la necesidad del respeto, de la libertad de todos, de la empatía, de la generosidad o de la igualdad. Había llegado a ser ingeniero, pero ni la educación ni la cultura habían pasado por él. Estaba en estado natural. Creía que ya se nace siendo un ser humano y no se daba cuenta que el ser humano se va haciendo a lo largo de toda la vida, que se necesita mucha reflexión, mucho descubrimiento de las relaciones que nos unen indisolublemente con los otros, muy poco individualismo y mucha generosidad. En el fondo se sentía solo, pero se divertía mucho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes expresar aquí tu opinión.