lunes, 24 de julio de 2023

El cuento




 Yo creo que han intentado que la gente trague un relato, un cuento, como lo único verdadero. Es una mentira interesada que intentan pasar como verdad. Ese relato consta de palabras, mentiras, inventos interesados, bulos, insultos de mal gusto, encuestas infladas, telediarios y mucha insistencia, todo ello adobado con los Principios de Goebbels ya explicados aquí. Con esto forman un cuento que la gente que vive del odio, de la codicia y que es poco dada a la reflexión y al entendimiento racional de la realidad, se hace un tatuaje en el alma y se creen que solo eso es lo que hay. Para muchos, este relato es contraproducente, pero el problema es que se lo creen, y los asuntos de fe son muy difíciles de quitar de ciertas mentes.

¿Por qué tienen que hacer este relato? Porque mucho de lo que defienden es impresentable: va contra un buen número de los votantes anestesiados con el relato, va contra los derechos humanos, va contra las personas, y se trata de que no se despierten y de que voten bajo los efectos del cuento.

Dentro del relato circulante hay un invento con el que nos reventarán los oídos ahora. Creen, porque les interesa, que deben gobernar ellos por ser la lista más votada. Esto no lo han aplicado cuando no les ha interesado, pero ahora sí les interesa y ya están dando la matraca. Pero lo que defienden no lo dice la Constitución (ya se sabe que el cumplimiento de las leyes no es su fuerte). Esto es una democracia parlamentaria. No elegimos a un presidente, sino a unos parlamentarios. Estos se pondrán de acuerdo para poder gobernar, y lo hará el primero de la lista más votada u otro de la lista que acuerden. De esto se trata. Lo que defienden ahora -porque no les queda otra y no les importa que sea ilegal- es propio de regímenes presidencialistas o dictatoriales, pero no de una democracia parlamentaria. Pero estos señores y señoras son duros de mollera, parcos en moral y blandos de intereses, por lo que seguirán dando la tabarra con lo de la lista más votada.

Es ridículo, impropio de un presidenciable, ver a un señor insistir por balcones, micrófonos y cámaras recitando la parte del relato inventado que dice: “Quiero ser presidente, ea, ea, ea”.

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