Del
latín plumbum. En griego era mólybdos,
que ya aparece en las tablillas micénicas y todo apunta a que es una
palabra de origen ibérico. Los romanos lo llamaron plumbum,
y, atención, es también un préstamo ibero. Hay una explicación:
los yacimientos de la Península, junto a los de Asia Menor,
abastecían de plomo a todo el Mediterráneo. Y se usaba muchísimo
por la baja temperatura a la que se funde. La palabra es una
onomatopeya del sonido, plum o plom, que hace al caer
sobre el agua. Se sigue diciendo "caer a plomo", "como
un plomo". Derivados son plomada, plomizo,
desplomarse. La metáfora de llamar "plomo" a
alguien muy pesado es frecuente. La densidad del plomo, 11´3, es
alta frente al hierro, 7´8, o el cobre, 8´9. En gallego-portugués
otra onomatopeya, chumbo.
MERCURIO
Recibe
este nombre por su movilidad, como el dios, rápido y veloz, y
asimismo el planeta, el más rápido en su movimiento alrededor del
sol. Está relacionado con merx, mercancía y toda la
familia de mercado, mercería, comercio y usted (vuestra merced),
pero esa gran familia es mejor dejarla para otro día. Tiene otro
nombre, azogue, del
árabe zâ´uq, pero si este término es un préstamo
del persa, algo dudoso, tendría origen indoeuropeo, la raíz sweid,
brillante, la misma de sidus, estrella y considerar.
En griego es hydrárgyros, de hydro, agua y árgyros,
plata. De ahí su símbolo químico, Hg. La mina por antonomasia es
Almadén, que en árabe significa eso: La Mina. Hay otra gran mina,
Huancavelica, Perú.
ALUMINIO
Es
el metal más abundante en la corteza terrestre, por delante del
hierro, y el menos denso, 2´7. Su nombre es una palabra moderna
acuñada por el químico británico H. Davy en 1812, a partir de la
palabra latina alumen, la sal llamada en
español alumbre.
ZINC
Se
conoce desde la Antigüedad, lo menciona Aristóteles, lo llamaban
pseudoargyras, falsa plata, y era utilizado para
conseguir latón, aleación de cobre y zinc. El nombre actual fue
acuñado por Paracelso, s. XVI, a partir del alemán zink,
que significa con punta, por la forma puntiaguda de los cristales al
ser fundido. Parece mentira, pero los estudiosos afirman, y así lo
recoge el DRAE, que lata y latón tienen orígenes distintos. Lata
viene del latín latta, palabra de origen
posiblemente celta, mientras que latón viene del árabe
latûn, metal brillante. ¡Qué cosas!
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