Tomé tu mano con la mía y la mantuve
apretada todo el rato que fue posible hacerlo. Lo hice porque no
quería estar tan lejos, aunque estuviera a tu lado; porque no quería
que estuvieras tan lejos, aunque estuviéramos juntos; porque no
quería que te sintieras sola pudiéndote sentir acompañada; porque
quería que sintieras el silencio lleno; porque quería que
escucharas el discurso de mis dedos; porque me parecía que era la
mejor manera de estar contigo; porque me apetecía y porque quería,
si tú también lo deseabas, que al menos durante un rato mi mano
fuera tuya. Buenas noches.
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