lunes, 24 de febrero de 2014

Buenas noches. La piedrecita




Él dijo:

“Iba caminando por la arena de la playa y encontré una piedrecita preciosa. El tiempo y el mar habían esculpido en ella un corazón y la habían convertido en una piececita delicada, una especie de trofeo simbólico que me hizo recordar que de vez en cuando la vida deja de ser un duro y gris viaje hacia la nada”.

Le dijeron:

“Pues para piedras, la que yo me encontré. Era bien grande, también en forma de corazón. Todavía la uso como pisapapeles”.

“Yo, como paseo mucho por la playa, me he encontrado ya un montón de piedras curiosas”.

“La playa está llena de piedras con todas las formas y de todos los colores”.

“Eso ocurre con mucha frecuencia”.

“Conozco un sitio en donde venden piedras de esas. Incluso hacen figuras pegándolas entre sí”.

“Bueno, al fin y al cabo, no es más que una piedra que no tiene valor”.

“Yo en la playa no miro para el suelo”.

Él recordó con emoción su piedrecita y calló. Buenas noches.

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