Te lo conté porque me parece que debes saber lo que ocurre, lo que le pasa a los otros, lo que te puede ocurrir a ti. No quiero que te quedes sin saber que eso pasa. No quiero que te quedes sin haberlo conocido, si eso te pasa.
Te lo conté por si se te ocurría algo que me pudiera servir. De hecho, eso ocurrió.
Te lo conté no sólo porque tengo confianza contigo, sino porque tengo confianza en ti.
Te lo conté porque me apetecía contártelo.
Te lo conté porque me hierve, porque me arde y porque necesitaba sacarlo de dentro.
Te lo conte y me escuchaste. Y la gratitud me inundó el corazón.
Este post sí que es un acto de gratitud.
ResponderEliminarPrecioso, Manuel.