jueves, 3 de marzo de 2011

Invertir en educación



Jack, en un estado de locura transitoria, se puso de pie en la reunión, levantó el brazo derecho, estiró el dedo de dejar las cosas muy claras, alisó su frente con un gesto de seriedad trascendente y con un volumen de voz que hizo vibrar los cristales emitió:

"Diles que sigan sin invertir en educación, que ya tendrán que hacerlo en cárceles, que es caro y, además, improductivo. Y tendrán que gastar en importaciones y en royalties. Y en hospitales y en médicos para nosotros. Y les tendrán que pagar a ellos el paro o enfermarán o se morirán. No saben lo que están haciendo."

Y con la cara roja se sentó, bajó los hombros y pareció volver a su estado habitual. Murmulló a los que estaban a su lado que no sabía por qué decía estas cosas. Al poco tiempo se levantó y se fue.

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