Hoy celebramos el Día Internacional de la Mujer, pero yo no sé a quién dirigirme, si a mis lectores o a mis lectoras. Es evidente que si la mujer está en la actualidad en una situación de inferioridad es porque el mundo machista, organizado por y para los hombres, lo ha querido y lo quiere así. Pero, por otra parte, hay multitud de mujeres que participan de un machismo asumido y creen absurdamente que realmente los hombres son superiores y que, ante esa realidad supuestamente inamovible, ellas no tienen nada que hacer ni que decir, salvo aceptar su situación de seres secundarios, dependientes, con menos derechos que los hombres.
Ante la duda, prefiero dirigirme a todos, a ti, seas hombre o mujer, porque lo que sobre todo eres es un ser humano, una persona, un ser con derechos, como cualquier otro ser humano. No sé, hombre que lees esto, si eres machista, consciente o inconsciente, o no lo eres. No sé si cerca o lejos de ti ves situaciones de machismo. Pero si te sientes cercano a las prácticas machistas, piensa que detrás de un machista hay siempre un prejuicio infundado, esa supuesta superioridad de unas personas sobre otras por el único hecho de tener un sexo determinado. Los prejuicios descalifican a quienes los usan, justamente por su carácter de juicio previo, de veredicto infundado y alejado de la realidad. Ninguna persona sensata te tomará en serio si usas los prejuicios. Por el contrario, descubrirá en tu actuación, seguramente sin que tú te des cuenta, que lo que te motiva es un interés egoísta, malsano, explotador. Deberías ponerte, siquiera por un momento, en el lugar de cualquier mujer, por ejemplo de la tuya, y preguntarte si te gustaría que te trataran a ti como tú la tratas a ella. Me temo que no vas a querer ponerte en este lugar, pero eso será precisamente porque no te interesa. Si es así, lo más probable es que no seas capaz de hacer feliz a nadie, que tú mismo no seas feliz nunca y que termines en mal lugar, si te dejas llevar por esos absurdos impulsos que te hacen pensar y actuar así. El respeto, el amor, la igualdad y la racionalidad seguramente son valores ajenos a ti. Y probablemente no te hayas dado cuenta aún de lo que significa ser un ser humano.
Si eres tú, mujer que lees esto, la que estás enredada en una trama machista o consideras que realmente el machismo es la única manera posible de estar en esta vida, te diría que miraras más arriba, que no te puedes conformar con tan poco, que eres más que una mujer tal como tú la entiendes. Eres un ser humano y tienes los mismos derechos que todos los seres humanos. No aceptes sólo lo que te dice que aceptes el que te está explotando, el que te está chupando la vida, quien no te está dejando ser tú. Infórmate de tus derechos. Infórmate también de los métodos que usa el machista para meterte sus ideas en el cuerpo y para impedir que puedas vivir tu vida. Intenta descubrirlo. Hazlo por ti y por tus hijos. No puedes transmitirles sin más esas ideas tremendas que empiezan y terminan en violencia. No puedes estar siempre sufriendo, siempre en riesgo, siempre sin ser tú. No pueden ser el miedo, la amargura o la intranquilidad los que dominen tus días. Rompe el círculo que te rodea y pide ayuda. Rompe el machismo.
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