Era sordo. Pasaba por una persona normal, tenía títulos y los papeles decían otra cosa, pero no entendía nada. Era un pedazo de carne antropomorfa, insensible, inútil, absurda. Decía que prefería quedarse ciego a impotente. Nadie le quería. Si te dijera a qué se dedicaba, te quedarías de piedra.
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