Tal día como hoy de 1775 nació Sophia Dussek.
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El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
Uno de los peligros de la señora Ayuso es que la gente se crea que viene a que nos tomemos cañas y a favorecer que no volvamos a ver a nuestros ex. Sería un lamentable error creerlo. No habla de lo que viene a hacer, porque asustaría hasta a alguno de sus más fanáticos feligreses odiadores de la izquierda. Viene a privatizarlo todo, a hacer más difícil aún la vida de los pobres, de los trabajadores y de los diferentes, a favorecer a los más ricos (que, como decían en la radio hoy, no se van de cañas nunca), a debilitar la educación y la sanidad públicas. Viene a hacer lo que hizo Trump en Estados Unidos y que tan esforzadamente está intentando arreglar ahora Biden. Salvo para los multimillonarios, la señora Ayuso trae debajo del brazo la Caja de Pandora, aquel mítico recipiente que contenía todos los males del mundo.
Cuando era joven, quería cambiar él y cambiar el mundo, porque no le gustaban ninguno de los dos. Pero pronto envejeció, y entonces ya no quería cambiar él, y prefería que el mundo se quedara como estaba.
Óscar Sancho describe con mucho acierto en esta entrada de Facebook el trasfondo psicológico de algunas posturas políticas. Lo incluyo aquí porque creo que conviene conocer estos mecanismos, pensarlos y tenerlos en cuanta para conocer lo que pasa y no dejarse arrastrar por primeras interpretaciones.
Me dejo muchas cosas, pero lo que practica Rocío Monasterio en sus debates es maltrato. Maltrato psicológico de manual. Ojalá nunca tengáis que pasar por ello, y por lo tanto no tengáis nunca que aprender a defenderos. La mejor forma de evitarlo es señalarlo, aprender a reconocer que es un tipo de violencia igual de inaceptable y dañina que la física, y ponerle freno con todos los medios a nuestro alcance: votando, silenciando a los maltratadores y defendiendo la comunicación civilizada.
Nadie pide que no se tenga en cuenta a la ultraderecha por razones políticas, sino por razones éticas: por discriminar a las personas de otras etnias, a las mujeres, a los mayores, a los extranjeros y a quienes les interesa, por no respetar a los otros, por usar el bulo y la mentira, por defender la violencia y por ser antidemócratas. No se puede tratar a los seres humanos como pretenden ellos. Esto de la ética no lo entienden las derechas ni les interesa entenderlo.