Un día como otro cualquiera. No. Hoy
es hoy. El único día que tienes para vivir. Vívelo como si fuera
el primero y como si fuera el último. Di lo que tengas que decir.
Haz lo que tengas que hacer. Quiere lo que tengas que querer.
Protesta por lo que tengas que protestar. Preocúpate por lo que
merezca la pena, no por lo que te atemoriza. Apoya lo que tengas que
apoyar. Aprende lo que tengas que aprender. Ayuda a quien tengas que
ayudar. Sé tú. Sólo tienes 24 horas para vivir hoy. Buenos días.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
jueves, 16 de mayo de 2013
miércoles, 15 de mayo de 2013
Buenas noches. La vida verdadera
Una de las peores cosas que puede hacer
uno en la vida es autoengañarse. Se logra fácilmente
acostumbrándose a mirar para otro lado. Uno puede querer e, incluso,
creer que la vida es un paraíso lleno de risas, de alegrías y de
calma; y del resto, ni caso. Esa vida es mentira. Esa es una vida
vacía, ficticia, en donde no es posible una de las características
más importantes de la vida: la intensidad. Vivir es vivir con todo,
con lo agradable y con lo desagradable, con lo sano y con lo
decrépito, con lo bello y con lo feo, con la risa y con el
sufrimiento. Esta es la vida de verdad. Una vida que expulse algo de
su interior es una vida de mentira. Es posible que esta otra vida
sea aparentemente más agradable, pero será fofamente agradable.
Tarde o temprano se perderán las ganas y el entusiasmo por vivir una
vida así.
Esta es una de las razones que
invalidan un estilo de vida individualista, como el que nos quieren
imponer estos degenerados neoliberales. Una vida intensa, verdadera,
es muy difícil de vivir en soledad, aislado, como si uno fuera el
único ser valioso del universo. Las alegrías están para alegrase
con quien está alegre. El sufrimiento está para ayudar a quien
sufre. Lo agradable está para compartirlo con todos. Lo desagradable
hay que intentar eliminarlo, pero también entre todos.
No nos podemos autoengañar. La vida es
lo suficientemente compleja como para que la simplifiquemos diciendo
que sólo vale lo agradable. La vida es todo lo que hay. El ser
humano no es alguien que sólo esté dispuesto a participar en lo que
le gusta porque sólo se sienta capaz de hacer eso. Estas debilidades
terminan siempre aceptando otros mundos supuestamente perfectos, pero
ilusorios. El ser humano tiene que estar para todo y para todos.
La vida de verdad es una experiencia
muy intensa, en donde puede pasar de todo y en la que cada día es lo
suficientemente importante como para que no perdamos ni un minuto en
bobadas. Es urgente vivir a tope cada día.
Y ahora, abrázate a lo agradable del
día y duérmete sin soltarlo. Vivir no es lo mismo que dormir. No te
olvides de los que te necesitan y mándales cariño. Buenas noches.
Buenos días. Sensibilidad
Me ocurre a mí, pero estoy seguro de
que no soy el único. Estoy perdiendo sensibilidad para la vida. Hay
veces que no miro y, si miro, hay veces que no veo lo que pasa. Y si
no lo veo, no me entero. Pasan cerca de mí muchas cosas, pero yo no
sé nada de la mayoría de ellas. O no oigo nada o no escucho lo que
oigo. Siempre creí que había dos tipos de olfato. Uno, el sensible,
para oler las flores y las cosas podridas, y otro, el intelectual,
para captar a la buena gente y a los corruptos. El caso es que huelo
cada vez peor. Del gusto ando fatal: con el tiempo me gusta menos
todo. Lo que toco suele resultar diferente de lo que yo pensaba. El
sentido del dolor sólo funciona conmigo. Cada vez me es más ajeno
el dolor de los demás. El sentido común se va volviendo ausente,
raro, peculiar. Me estoy volviendo insensible, como si fuera un trozo
de corcho con apariencia humana.
Intento no perder la sensibilidad, pero
la fuerza de este mundo, de esta sociedad, es grande y noto que me va
comiendo por dentro, que me está adocenando, que me está restando
personalidad y que mi humanidad se resiente. Tendré que tomarme en
serio esto de la sensibilidad, porque en realidad es la puerta que me
abre al mundo. Espero que a ti no te ocurra, pero si no es así,
tendrías que reaccionar. Sin sensibilidad, ni nos enteramos de nada
ni sabremos lo que hay que hacer.
Un buen ejercicio es acordarse de las
personas que queremos, de cómo estarán, de cómo lo estarán
pasando, de qué pueden necesitar. En realidad, mandarles cariño hay
veces que no es suficiente. Es posible que necesiten algo más.
Buenos días.
El calendario de Bautista. 15/ 5/ 2013. Emily Dockinson
martes, 14 de mayo de 2013
Buenas noches. Al anochecer
Aprovecha el anochecer. Hay
situaciones, actitudes, sentimientos que en la noche se ven más
claros, precisamente porque no hay luz que despiste. Pero no en la
cama. En la cama haz lo que dé la gana, menos pensar. Si lo haces,
te imaginarás un mundo desagradable que se te caerá encima. Hazlo
antes, cuando vaya cayendo la tarde, cuando las fuerzas estén
cansadas y el reposo invite a la reflexión.
Y luego, olvídate de todo y relájate.
Repasa las huellas bonitas que te dejó el día, los besos que te
dieron y los que diste, las sonrisas que tuviste la suerte de
contemplar, los abrazos que pudiste tramar, las palabras amables que
oíste y las que dijiste. Y envía a las nubes todo el cariño que
puedas para que las personas a las que quieres reciban una lluvia
cariñosa. Buenas noches.
Buenos días. Penas y alegrías
Las alegrías pasan una detrás de
otra, sin tiempo para entrar en contacto entre sí. Las penas, en
cambio, parece que se quedan a conocerse, a hacerse fuerte entre
ellas y a anidar allá donde se encuentren. Las alegrías vienen y
cumplen su función con sólo su llegada. Las penas, en cambio,
parece que nunca terminan de dejar su mensaje y nos exigen un
esfuerzo tremendo para intentar que se vayan. Quizás la clave esté
en hacerles mucho más caso a las alegrías que a las penas, justo al
revés de lo que solemos hacer. Porque las penas exigen tu atención
y, si no la tienen, se aburren y se marchitan. Y lo que peor les
sienta es que descanses. Te invito a que hoy no te fijes en las
penas, que te instales una sonrisa en los labios y que te eches a
vivir. Buenos días.
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