Hay luz. Otra cosa es que yo no la vea,
pero hay luz. No siempre miro yo la luz, pero sé que la hay. A veces
me olvido de que hay luz. A veces no tengo fuerzas para apreciar la
luz. A veces me puede el miedo, lo inmediato, lo llamativo o el
cansancio y entonces no veo la luz, pero hay luz. No siempre busco yo
la luz, preocupado con algunas oscuridades, y, sin embargo, la luz
está ahí. La luz se vislumbra cuando descansas y aparece en todo su
esplendor con la palabra cariñosa de un amigo, de una amiga, de
alguien que te quiere. El problema no es la luz, sino las cortinas
que la tapan. Las cortinas que ponemos nosotros, o la vida o los
otros y nos tapan la luz. Los amigos están pendientes de si vemos la
luz o no. Envía esta noche un poco de luz a todas las personas a las
que quieras. Las verás así mejor y ellas te verán mejor a ti.
Buenas noches.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
sábado, 27 de abril de 2013
Videopoesía
Pongo aquí una magnífica página de Videopoesía, publicada en La náusea Laboratorium y realizada por el artista David Francisco. Contiene poemas de Ángel Guinda, Reyes Guillén, Marian Raméntol, Manuel M. Forega, Cesc Fortuny i Fabré y Subhro Bandopadhyay. Espero que te guste.
Buenos días. No se me ocurre nada
Ayer no fue un buen día y hoy no se me
ocurre nada. Los buenos deseos permanecen, pero hoy te voy a tener
que dejar a ti que los encauces a tu gusto, sin que te sugiera nada.
Al fin y al cabo, se trata de que seamos autónomos (o sea, que cada
uno se dé a sí mismo sus propias normas y no tenga que obligarse a
seguir las que le dé el gallardón de turno). Voy a ver si me da el
fresco en la cara, por dentro y por fuera, y logro verle un poco la
gracia a todo esto. Un abrazo fuerte. Que tengas un buen día.
El calendario de Bautista. 27/ 4/ 2013. Dulce María Loynaz
Tal día como hoy de 1997 murió la poeta, premio Cervantes, Dulce María Loynaz. Tienes más información aquí.
viernes, 26 de abril de 2013
Buenas noches. Paciencia
La paciencia es cara. Cara de costosa y
cara de querida. Está ausente siempre que se necesita. Se
resquebraja en cuando una adversidad, por pequeña que sea,
sobreviene. Unas palabras sabias o cariñosas la pueden restaurar,
pero tampoco suele durar demasiado el arreglo. Mirar para otro lado
no es un mal sustitutivo, pero tampoco dura lo suficiente el artificio.
Sólo queda dormir. Dormir. Apliquemos el rito y durmamos. Buenas
noches.
Lo que veo
Antes de que fuera plasma, Rajoy tenía
rostro y hablaba. Bramaba, más bien. Se alió con esa parte de
España que piensa odiando y se defiende atacando por sistema. Esta
derecha silvestre que encabeza Rajoy y que confunde los valores
humanos con el dinero y el poder, sabe que ser de derechas es
bastante fácil. Si te dejas llevar por tus impulsos más primarios,
si te desligas de lo colectivo y si no ves más que tus propios
intereses, tus ganas de tener dinero y tus delirios de grandeza,
enseguida eres de derechas. Pero si, venciendo tu individualismo, se
te ocurre pensar en que el mundo es de todos, que los derechos son de
todos y que no deben existir los privilegios, si te pones a criticar
tus deseos individuales y los intentas compaginar con los colectivos,
entonces empiezas a ser de izquierdas. Ese paso que nos lleva a que
lo de todos sea más importante que lo mío es lo que hace que la
derecha odie a la izquierda, porque lo vive como un ataque personal,
y hace que ni siquiera se digne reflexionar sobre lo colectivo,
porque lo único que desea ver es lo suyo. “¿Y qué hay de lo
mío?” van pensando siempre. Por esto el discurso bravucón,
faltón, descarado, cotidiano e hiriente, pero mentiroso, interesado,
falso e irrespetuoso de Rajoy durante ocho años caló entre unas
gentes que no veían más que su propio problema y que en su
rudimentario y simplón razonamiento creían que era verdad que la
crisis la había generado Zapatero y que Zapatero y su partido eran
los responsables de todo lo que estaba pasando. Decirles que España
es España, pero también un país de la Unión Europea, y que una
crisis de esta magnitud no la genera un político ni se puede
arreglar en dos tardes era demasiado. Se creyeron fácilmente, en
cambio, lo que les decía el mentiroso, sin saber lo que realmente
defendía con ello. No se dieron cuenta de que al mentiroso el
ciudadano le importa un comino, que lo que quiere es cambiar la
sociedad a costa de los españoles -nunca los llama ciudadanos,
porque cree que no deben tener demasiados derechos-, para que cuando
amaine el chaparrón los negocios de los suyos puedan ser más
rentables. Esta gente que le dio el voto a Rajoy, sin darse cuenta de
que así se suicidaban, ahora siguen odiando y meditan si darle el
voto en la próxima ocasión al grupo del inefable Tony Cantó o
quedarse en casa, sin saber que en realidad eso puede representar otra forma de suicidio.
La izquierda, por su parte, se ha quedado sin discurso, de la misma
forma que la política ha perdido el poder en brazos de la economía
o, mejor dicho, de los ricos. Al menos, podría restaurar los
derechos sociales tan pisoteados por estos incultos ahora en el
poder, pero las cosas están demasiado confusas y oscuras, y el
sufrimiento de tantas personas cualquiera sabe por dónde va a salir.
De momento, vamos a peor, estamos en manos de unos ineptos
impresentables y la diosa Merkel se aprovecha de la ignorancia y de
la terquedad de estos políticos del PP, creadores de ruina y
destructores de toda humanidad.
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