Todo esto es pasajero. Varias veces al día hay que lavarse las manos y recordar que esto es pasajero. Durará lo que dure, pero dejará de durar. Mientras tanto hay que inventarse la vida de cada día. Esto lo podemos aprender para el futuro, cuando el jodido virus no nos amenace. Cada día exige un proyecto, aunque luego salga lo que salga. No nos podemos abandonar a lo que venga, a lo que pase. Cada día solo tenemos 24 horas para vivir y hay que aprovechar cada una de las horas. Y, como estos días son muy peculiares, distintos y, posiblemente, un poco más difíciles, no olvidemos lo que decía ayer mi querida amiga Cristina: siempre hay alguien que lo está pasando peor que nosotros. Esto a mí no me consuela, pero me ayuda a relativizar lo que ocurre cada día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes expresar aquí tu opinión.