El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
jueves, 31 de diciembre de 2020
Dicho en el pasado. Nuevo año
Los jueves, músicas nuevas. Camilo
miércoles, 30 de diciembre de 2020
Dicho en el pasado. Sé humano
martes, 29 de diciembre de 2020
Todos los días son iguales
lunes, 28 de diciembre de 2020
Inocentes
Dicho en el pasado. Brilla
Los lunes, músicas nuevas. Andrew Bird
domingo, 27 de diciembre de 2020
Dicho en el pasado. Imaginación
sábado, 26 de diciembre de 2020
Dicho en el pasado. Tener
La "Historia de la Cultura"
Echar una ojeada a los libros de Historia del Arte, o de Literatura o de Filosofía, debería producirnos sorpresa, si no estuviéramos acostumbrados. ¡Qué casualidad! ¿Todos los genios fueron hombres? Debería producirnos no sorpresa, sino vergüenza. La Humanidad ha tirado por el desagüe el talento de las mujeres durante siglos, el 50 % del talento de los seres humanos. Sin hablar de los pocos negros, o las pocas personas de clase baja, o de nacionalidad no europea, en eso que llamamos “Historia de la Cultura”.
Las mujeres han visto cerrado el paso a la educación o al éxito, por el mero hecho de ser mujeres. Muy pocas pudieron sortear esa barrera de discriminación. Muy pocas fueron muy tenaces o tuvieron mucha suerte para llegar a ser pintoras o escritoras de importancia. Madame Curie es la única mujer en una lista de los grandes científicos encualquier libro de Historia.
Las que lo pudieron intentar se encontraron con una segunda barrera. Sus logros se despreciaron o se ocultaron o fueron apropiados por hombres que estaban cerca, muchas veces por sus maridos. Hay científicas que no han recibido el Premio Nobel mientras veían que el resto del equipo formado por hombres era galardonado. La compositora Rebecca Clarke, en pleno siglo XX, en el período de entreguerras, tuvo que soportar el rumor de que su nombre podría ser el seudónimo de un hombre; su obra era demasiado buena para ser obra de una mujer.
Pero aún hay una tercera barrera. Mujeres que triunfaron, y fueron reconocidas en su momento, han sido minusvaloradas por la transmisión y el relato histórico. Pintoras cuyas obras han sido atribuidas a pintores masculinos, científicas o escritoras o músicas o filósofas que ha sido oscurecidas en los manuales o libros académicos. Yo, hasta la película de Amenábar, nunca había leído nada sobre Hipatia, martirizada por los cristianos; creo que muchas cosas nos las han escamoteado en nuestros libros de texto.
Yo llevo varios años haciendo este “Calendario de Bautista”, y sé que a alguien le ha podido producir cierta inquietud el hecho de que abundaran masivamente los personajes masculinos. Me quiero explicar. La Historia de la Cultura es la que es, tampoco la podemos cambiar. No podemos obviar que El Greco, Newton, Beethoven, Cervantes o Kant fueron hombres. Lo único que ha estado en mi mano en todos estos años ha sido rescatar de la zona sombreada a las mujeres que deberían brillar con la luz que merecieron.
En los sucesivos calendarios el número de mujeres que he seleccionado ha sido el siguiente:
Año 2012 PERSONAJES DE LA CULTURA 28 mujeres
2013 MUJERES 365, claro
2014 MÚSICA POPULAR 52
2015 PERSONAJES DE LA CULTURA (otra versión) 28
2016 MUJERES (otra versión) 366 (era bisiesto)
2017 LITERATURA 42
2018 ARTE 46
2019 CINE 87
2020 CIENCIA 71
2021 El calendario de 2021 va a tener 101 mujeres.
Supongamos que el tema fuera la Música Clásica, ¿qué podría hacer, quitar de la lista a Beethoven, Verdi, Mozart, Palestrina, Luis de Pablo, Franz Liszt, Bizet, Schubert… o cientos de músicos hombres? No, pero podría buscar compositoras, directoras de orquesta, cantantes (de las que sí ha habido figuras de gran esplendor) y grandes instrumentistas, que hoy ya es casi normal que las mujeres puedan llegar a ser.
Es evidente que en nuestra época se está evolucionando, como nunca antes, hacia una igualdad de oportunidades. Se están dando pasos importantes, pero falta muchísimo para que lleguemos a una situación de verdadera justicia, de verdadera igualdad. Solo cabe poner en ello nuestra esperanza y trabajar cada día en la medida de las posibilidades de cada uno. Otro mundo es posible.
Muchas gracias por vuestra atención e interés por el Calendario.
Bautista
viernes, 25 de diciembre de 2020
jueves, 24 de diciembre de 2020
Los jueves, músicas nuevas. Pentatonix
miércoles, 23 de diciembre de 2020
Dicho en el pasado. Débiles
martes, 22 de diciembre de 2020
lunes, 21 de diciembre de 2020
La madurez joven
Dicho en el pasado. La mentira
Los lunes, músicas nuevas. Jamie Cullum
domingo, 20 de diciembre de 2020
Negocios
sábado, 19 de diciembre de 2020
Tradiciones
viernes, 18 de diciembre de 2020
jueves, 17 de diciembre de 2020
Los jueves, músicas nuevas. Fontaines D.C.
miércoles, 16 de diciembre de 2020
Dicho en el pasado. ¿Para quién?
Salud, dinero y amor.
Bien, pero ¿para quién? ¿para mí o para todos?
Esta es la diferencia entre los unos y los otros.
martes, 15 de diciembre de 2020
Vive
Aunque prefieras, quizá, mirar para otro lado, es seguro que te vas a morir. Tú, yo y todos. Aprovecha que estás vivo, también en las circunstancias actuales. Vive hoy prudentemente, pero lo mejor que puedas vivir. No pierdas ni un momento. Y con alegría.
lunes, 14 de diciembre de 2020
Caricias
El capítulo de “El espejo de nuestras penas”, de Pierre Lemaitre, que acabo de leer se desarrolla en una prisión, en plena segunda Guerra Mundial. El gobierno francés ha decidido trasladar a los internos, una mezcla de delincuentes comunes y de lo que llamaban “comunistas” y enemigos de Francia, a otro penal más alejado de París. Los reclusos son sacados con toda urgencia de sus celdas sin decirles nada de a dónde van. No saben si los van a trasladar a otra prisión o si los van a fusilar. La angustia les domina. Están asustados y temblorosos. Como único intento de convencerlos, reciben algún que otro culatazo en alguna parte de su cuerpo. Los meten en un autobús con las ventanas pintadas de azul oscuro, para que no sepan a dónde van, y sin comida, sin bebida, sin poder ir al baño, sin información y sin poder hablar ni mirar hacia los compañeros, los tienen viajando durante seis horas, que luego serán más.
Pongámonos en la piel de uno cualquiera de estos presos. Las condiciones de la prisión las podemos imaginar: miserables, sucias y repulsivas. El trato, inmisericorde. Los derechos humanos ni se conocen. Y ni una sola caricia, ni una sola muestra de cariño, ni un pequeño detalle que hable de un mundo agradable, sano, mínimamente alegre.
Salvando las distancias, con la irrupción del Covid en el mundo, muchas personas -unas más y otras menos- están hoy así. Piensa en quienes viven solos, en quienes recibían el cariño de amigos, de vecinos, de no convivientes, y ahora, a lo sumo, sienten un codazo. La sequedad afectiva a la que nos somete el virus nos está afectando psicológicamente, y no sé hasta qué punto.
Recuerdo que cuando un conocido ultraderechista echó de su restaurante del centro de Madrid a una pareja de mujeres que se estaban besando, porque no le daba la gana de que eso se hiciera en su local, se organizaron besadas en la puerta durante varias semanas en protesta por tan estúpida y discriminatoria decisión. Cuando esto acabe, que supongo que acabará, deberíamos celebrar besadas, abrazadas y acariciadas para compensar esta abstinencia, que espero que no imprima carácter.
Los lunes, músicas nuevas. Love of Lesbian
domingo, 13 de diciembre de 2020
Educación
No puedo reflejar aquí todas las lecturas en las que me refugio de esta cólera de la naturaleza en la que nos movemos: no tengo tiempo para hacerlo. Pero ayer me encontré con una descripción de la educación de un niño que no me resisto a poner aquí. Está en el libro de Pierre Lemaitre, “El espejo de nuestras penas”, publicado por Salamandra. Muestra cómo los padres, en este caso una madre, puede hacer de un niño un ser inhumano, un engendro antisocial, un delincuente. Para ello, en lugar de sacar del niño los talentos que tiene en ciernes, lo que hace es proyectar sobre él las frustraciones, los odios, la sed de venganza y todas las vivencias negativas almacenadas en la mente. El niño se convierte en una víctima de unos señores que no tendrían por qué dedicarse a la procreación ni a la educación.
Pongo aquí un extracto de lo que aparece en la página 207 y s. Habla la hermana mayor de un bebé adoptado que, por diversas circunstancias, resultaba odiado -el odio, una vez más-:
—Era un niño muy guapo. Risueño. La nodriza, que era una holgazana (…) lo cambiaba lo menos posible, para evitarse trabajo, así que el niño aprendió a andar con pañales que pesaban un quintal. Por la noche, tenía que echarle polvos de talco y acariciarlo un buen rato para que se durmiera. Sí, era mi muñeca, pero lo cierto es que la única persona que lo quería realmente en aquella casa era yo, y los bebés notan esas cosas. Aún así, en cuanto empezó a andar, todo cambió. La reina madre bajó del trono para “ocuparse” de él. Despidió a la nodriza para hacer como con las criadas, sustituirla todos los meses. Nada peor para un niño que los cambios constantes: pierde las referencias, no puede adquirir hábitos... Las nodrizas se encargaban de cuidarlo. Mi madre, de su educación. Se entregó a la tarea con ganas. Por fin tenía un papel a su medida: el de madre que educa a su hijo de cara al exterior, mientras en secreto disfruta haciéndolo fracasar. Nunca le dio tregua. En ningún terreno. Lo obligaba a comer lo que más odiaba en nombre de la correcta alimentación, le prohibía los juegos que le gustaban en nombre de la correcta educación... Sí, para mi madre, todo tiene que ser correcto, correcto según su criterio. Lo que le imponía al niño era lo que le convenía a ella, lo que la aliviaba. Tener que ver a aquella arpía ensañándose con aquella criatura es la peor prueba que me ha puesto la vida. Era un niño bueno ¿sabe? Pero las privaciones de todo tipo, las prohibiciones, la falta de cariño, el abuso constante de la autoridad, la supresión de las diversiones, los castigos, las horas en el cuarto oscuro, donde gritaba de terror, los deberes interminables, multiplicados sin cesar. Las humillaciones, los ingresos en los internados más estrictos, por no hablar del desprecio... Todo eso acabó con él. No tenía mal fondo (…) Fue primero difícil y luego francamente imposible. Mentiroso, tramposo, ladrón... Se escapó de todos los internados, se pegó con todos sus profesores... Mi madre decía: «¡Míralo! ¡Es una mala persona, y nada más!» Todo el barrio la compadecía.
(…) En cuanto tuvo la edad, se alistó en el ejército. Se licenció con el título de electricista. Es un chico inteligente, muy hábil con las manos. Lo movilizaron hace un año, es soldado. [Estamos en la segunda Guerra Mundial]
(…) Hasta de soldado ha seguido siendo fiel a lo que es, un granuja. Yo lo adoro, pero... En su última carta, me pide dinero y me informa de que está en la prisión militar de Cherche-Midi. Asegura que es un error judicial, como siempre. Le habrá birlado las medallas a un general para venderlas al peso... Yo ya no le doy importancia. Mañana será otra cosa.
“El espejo de nuestras penas” es la tercera novela de una trilogía titulada “Los hijos del desastre”, formada por “Nos vemos allá arriba”, “Los colores del incendio” y por esta que comento hoy.
sábado, 12 de diciembre de 2020
El tonto, el gilipollas y el malo
El tonto es el que se equivoca, el que que comete errores. Todos somos tontos alguna vez en la vida. El tonto se caracteriza por que cuando se le hace ver que se está equivocando, entra en razón y reconoce su error. Si el tonto es educado, pide disculpas.
El gilipollas también se equivoca y comete errores, pero cuando se intenta que se dé cuenta de sus errores, reacciona atacando. Dice, por ejemplo, que él nunca comete errores, que el que está equivocado es el que intenta convencerlo y que las cosas no son más que como él dice. El gilipollas, por tanto, nunca reconoce su error, porque se considera perfecto. Estos seres abundan más de lo deseable.
No encuentro un término preciso para nombrar a quien va por la vida con intención de hacer daño, de destrozar lo que se encuentra y de situarse lejos de la justicia y de la paz. Lo llamo malo porque, simplificando, lo que pretende es hacer el mal. Podría llamarlo también, por ejemplo, hijo de puta, pero no lo hago por respeto a las putas. El 90 % de ellas se ven forzadas a realizar su trabajo y bastante tienen con ello como para, además, usarlas para nombrar el mal. También podría denominarlo cabrón, pero me parece más claro el nombre de “malo”.
Mi problema es que en estos tiempos de cerramientos perimetrales no encuentro una frontera claramente delimitada entre el tonto, el gilipollas y el malo. Más bien observo lo que parece un territorio común, en el que las tres desgracias se unen dando lugar a seres alejados de cualquier rasgo de humanidad, de cualquier acercamiento al bien. Veo a algunos de ellos que, además, ostentan una cuota de poder, cosa que me desata la preocupación y me ofrecen una lamentable sensación de peligro.
viernes, 11 de diciembre de 2020
jueves, 10 de diciembre de 2020
Los jueves, músicas nuevas. Billie Eilish
miércoles, 9 de diciembre de 2020
Adelante
Si las cosas se tuercen, las enderezas, y adelante.
Si notas que te vuelves egoísta, echas mano de la generosidad, y adelante.
Si te caes, te levantas, y adelante.
martes, 8 de diciembre de 2020
Dicho en el pasado. Juventud
8 de diciembre de 2018
Si tienes más preguntas que respuestas, es que no has llegado todavía a la meta. Y eso significa que, tengas la edad que tengas, eres joven. Intenta buscar las respuestas y hacerte preguntas nuevas.
lunes, 7 de diciembre de 2020
Dicho en el pasado. Comprender
7 de diciembre de 2019
No hay nada simple.