jueves, 2 de junio de 2016

Buenas noches. La clase bruta




La clase bruta se está haciendo fuerte. Recordaba hoy cómo hace un tiempo un grupo de cretinos entró en un bar. Eran ocho o nueve. Uno, el que parecía más estúpido de todos, se empeñó en repartir las copas llenas de cerveza lanzándolas por el mostrador, como si estuviese en un bar del oeste americano. Una de las copas tropezó, en su necio viaje forzado, con una de las grietas que tenía el mostrador y se cayó, manchando a quienes estábamos allí. El ridículo memo no sólo no pidió disculpas a nadie, sino que siguió con su bobo jueguecito. Le eché un par de miradas asesinas con las que le llamé de todo, pero ni se inmutó. A continuación, con una sonrisa de idiota instalada en su rostro, volvió a lanzar copas, esta vez de vino tinto. Desde el lugar al que habíamos huido vimos cómo la primera de ellas se cayó, se rompió y derramó todo su contenido. Observamos con asombro cómo el grupo de brutos y de brutas reían la supuesta gracia de tan ingeniosa maniobra, sin pedir disculpas a nadie. 

Así se van poblando las ciudades de maleducados y va creciendo sin freno la clase bruta. 

Buenas noches.  

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