Observo mucho odio, mucho. Es un odio
siempre vertical, porque en lo horizontal sólo cabe el amor. Se odia
de arriba a abajo y de abajo a arriba. Se odia con la mirada, con los
gestos, con las palabras, con los hechos, con los ninguneos, con los
desprecios, con las descalificaciones, con las mentiras, con el
cinismo, con la desvergüenza. Quien odia no dialoga, porque no deja
hablar ni escucha, no tiene oído para el otro. El odio genera una
sociedad odiosa, desagradable y en guerra. El odio produce más odio
y fanatismo e intransigencia. En el colmo del disparate, hay quienes
odian y no son conscientes de que están odiando. No le veo solución
a este odio presente, salvo una decisión improbable de tener mucho
más oído.
Buenas noches.
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