viernes, 26 de febrero de 2016

Lo que veo



Yo creía que el deseo de acabar con el bipartidismo respondía a una intención de abrir el abanico ideológico español a nuevas opciones, con las que habría que lograr tanto gobiernos con mayor representación, como pactos estables, en los que hubiera acuerdos en asuntos básicos y comunes.

Pronto me di cuenta de que esto no era exactamente así y que lo que comenzaba a aparecer eran ciertas actitudes exclusivistas, que se consideraban portadoras de la única solución posible y que descalificaban cualquier otra opción que no fueran las suyas. Estas intenciones, situadas a ambos extremos del espectro político, no veo que logren expresar con claridad un deseo de establecer pactos, sino, más bien, algo así como la intención de llevar a cabo la imposición de los propios criterios, aunque para ello los demás tengan que doblegarse o desaparecer del mapa. Ya hemos tenido ocasión de vivir esta actitud desde el gobierno de la derecha durante cuatro años, con la herencia de destrucción que nos ha dejado, y ahora parece que desde el otro extremo se apuntan maneras en el mismo sentido.

No veo la menor intención de pactar en algunos sectores. Por poner un ejemplo, ¿se imagina alguien un pacto educativo en España, en el que participaran el PP y Podemos, además del resto de partidos? Yo, tal como están las cosas en la actualidad, no.


Roto el bipartidismo, me parece que lo que hay que plantearse en serio es si queremos una especie de gobierno de coalición, en el que entren todos, aportando y cediendo, y en el que vayamos avanzando todos, aunque sea poco a poco y trabajosamente, o si queremos una especie de revolución que, si es lenta, será, con la dispersión actual, a costa de que siga gobernando la derecha, y si es brusca, no quiero ni imaginarme en qué pueda consistir. Puede que esté equivocado, pero esto es lo que, con preocupación, veo.

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