Pasas tan rápidamente que no te
enteras del paisaje. Comes tan rápidamente que no saboreas lo que
comes y te estropeas el estómago. Vas en el coche a tanta velocidad
que haces trizas el respeto a los demás y tu propia imagen. Analizas
lo que te pasa a tanta velocidad que no te enteras de nada. Vives a
tanta velocidad que te estás perdiendo la gozada de vivir. ¿Para
qué quieres el freno?
Que tengas un buen día.
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