Acabo de volver de hacer la compra en la frutería. Mientras estaba allí, ha entrado una señora joven, bien vestida y de aspecto agradable, con una niña pequeña de 4 o 5 años. La niña se ha dirigido a la cesta de las mandarinas y ha tomado una por su cuenta ante las atentas miradas, por una parte, de su madre, que se ha quedado callada y no le ha hecho ninguna indicación a la niña, como si no fuera con ella, y, por otra, de la frutera, a la que se le ha cambiado el tono de la voz.
¿Cómo no va a ganar el PP? Si desde la más tierna infancia educan a los niños en esa trágica norma de 'todo vale', ¿cómo van a creer luego estos niños en el respeto, en el sacrificio, en la igualdad o en la libertad? ¿Entiendes por qué no quieren educación pública? Lo que no quieren es que conviertan a los jóvenes en ciudadanos libres, que piensen por su cuenta y que descubran que hay cosas que no se deben hacer y valores que hay que respetar.
La pobre niña, si alguien no lo remedia, votará al PP el día de mañana y su santa madre, es decir, la señora que parió a la niña, porque de madre, por lo que he visto, tiene poco, ya lo votará ahora y por los siglos de los siglos, porque a ella le va bien.
Habrá que atar las mandarinas con cadenas en las fruterías por si entra esta gente.
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