Viajo en tren en el mismo coche que Antonio Gala. Sube al tren y entra en el coche con mucha prestancia, vestido de forma distinta a todos los demás, con el bastón, con un traje perfecto y una corbata perfecta. No lleva abrigo, sino un poncho tejido con lana y adornado en sus bordes con una especie de tirilla como de encaje. Mira con una mirada distinta a las del resto de pasajeros. Tiene una cadencia distinta en el andar, un porte distinto. En el coche vamos Antonio Gala y los demás. Me pregunto por el sentido de esa distinción. ¿Será más feliz así?
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