Antonio Burgos nació en Sevilla hace ya muchos años, aunque él mismo se considera un gaditano nacido en Sevilla, “porque los gaditanos nacemos donde nos sale de los cojones”, según dijo una vez.
En Cádiz, con un sentido muy peculiar e ingenioso de la ironía, llaman “gracioso” al tipo que no tiene ni pizca de gracia, pero que se empeña en aparecer como el más ocurrente e imaginativo de los mortales. Hablando de la realidad con las palabras que le pueden caer más lejanas, intentan los de Cádiz que quede bien claro cómo son las cosas.
Antonio Burgos es un “gracioso” aunque haya nacido en Sevilla y aunque él no se haya dado cuenta todavía de la “gracia” que “adorna” su personalidad. Ya en su día recibió el galardón de Imbécil con columna y, por lo que se ve, espera revalidarlo pronto. Mira, si no, lo que tan graciosamente escribió ayer en el ABC. Qué peste.
Hola Manuel, no he dejado antes un comentario ante esto porque he estado digiriendo la sarta de barbaridades que escribe este sevillano renegado.
ResponderEliminar¿Cómo es posible que una persona que trabaja en un periódico que se supone que es serio puede lanzar esa cantidad de improperios ante personas que, le gusten o no, están en el poder por votación popular? Creo que este señor no debe saber qué es la ironía y que se mete con todo el que se le cruza por el camino sin saber muy bien lo que dice. Me he sentido ofendida, como parleña, ante las palabras de este individuo. No sé muy bien qué significa eso de "En Cádiz hay que mamar" o algo así, pero no creo que sea tan peyorativo como "A mamarla a Parla". Ya está bien de prejuicios y estereotipos falsos. Ya está bien de insultar por insultar (por cierto, alucinantes las palabras que le dirige a Pajín).
¡Qué vergüenza que personas así tengan unos puestos de trabajo y unos sueldos tan grandes! Y luego se queja de los personajes del corazón. Pues verdaderamente creo que él es más verdulero y más vulgar que muchos de los que se plantan en un plató de televisión a hablar de la vida privada. Porque él sí ha recibido educación y creo que sí sabe dónde hay que establecer los límites. Aunque claro, siendo partidario de un grupo de personas que preponderan el "todo vale", entiendo que no sea capaz ni de hacer una crítica de verdad. Porque insultar no es criticar. Y que no se ofenda por el centralismo de España, porque el frasco de Madrid no sólo lo desea Tomás, sino los que llevan décadas chupando de él y no se apean de la burra.
Cuando en Sevilla se escribe basura, en Parla nos llega el mal olor.
Suscribo todo lo que dices. Estoy contigo.
ResponderEliminar