Leo y oigo los argumentos a favor de las corridas de toros. Se considera en ellos cualquier aspecto que interese al que los expone, pero raras veces se tiene en cuenta por quienes los exponen el sufrimiento del animal. Me aterra, me da miedo la falta de sensibilidad para el sufrimiento, para la tortura y para la crueldad y su utilización para conseguir cualquier fin, sea estético, político o económico. Esa falta de sensibilidad debe de ser la misma que se echa de menos cuando no se hace nada, por ejemplo, para acabar con el sufrimiento derivado de las situaciones de desigualdad que sufren las mujeres, o cuando se toleran o se mira para otro lado cuando sufren violencia física, laboral o psicológica. La falta de sensibilidad ante el sufrimiento y la muerte de un toro debe de ser también la misma que se hizo patente cuando montaron el episodio del Dr. Montes, en Leganés, poniendo otros intereses por encima del sufrimiento y la muerte de las personas. Fueron a lo suyo al precio que su falta de sensibilidad les permitió pagar. Da igual con los toros que con las personas. Cuando nada vale nada, para algunos vale todo. Da miedo.
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Hola Manuel: ya estoy por aquí; iré leyéndote poco a poco, tras mis averías informáticas.
ResponderEliminarEste tema me trae a la memoria un interesante debate televisivo sobre los toros hace ya algunos años, en el que intervino -entre otros- José Luis Coll, cómico, actor y escritor.
José Luis, ante los argumentos que defendían los taurinos, señalando el arte de las corridas, él declaraba: ¿pero merece la pena ese arte no solo por el castigo a los toros sino por el riesgo para el torero?... y de eso ya hace algún tiempo.