domingo, 7 de diciembre de 2008

Paseando por la vida / 28



El asunto de manifestar en público los amores que se sienten por alguien ya lo hemos tratado alguna vez en este blog. A mí, en líneas generales, me parece muy bien decirle que las quiero a las personas a las que quiero. Siempre me acuerdo, en este tema, del malogrado Carlos Llamas, el periodista que dirigía Hora 25 en la SER. Cuando veía cerca la posibilidad de la muerte, una de las cosas que decía era que se arrepentía de no haberle dicho antes más veces 'te quiero' a las personas a las que quería.

No me acuerdo de la calle en la que vi este cartel, pero sí recuerdo que era en un restaurante de cocina sudamericana. El amor a la clientela. Eso sí que puede ser bonito. Es el amor previo al conocimiento. El amor predispuesto. No te aman por tus virtudes, sino sólo por ir allí y comer. Te tratan con cariño. ¿Qué más se le puede pedir a un trabajador? Y, además, te aman en la cocina, a la hora de comer. Cocinar con amor: una de las cosas más serias que hay en esta vida. Y lo digo con un firme convencimiento y con el deseo de que lo pienses y de que lo pongas en práctica, si es que no lo haces todavía.
Es una pena que no apuntara la dirección.
.

2 comentarios:

  1. Querido Casa L:si no tuviera amor a diario, en mi casa cocinaría un guardia....
    Y supongo que eso le ocurrirá a mucha gente, aunque también a mucha gente no, por eso hay tanta mala alimentación en nuestro país...

    ResponderEliminar
  2. Querida Charo: Sabía que comentarías este post. Gracias.
    Tengo la impresión de que si en tu casa se pusiera a cocinar un guardia, lo echarías a los cinco minutos.
    También me parece que hay quienes no saben cocinar sin amor, ni amar sin cocinar. Seguramente son formas de entender la vida.

    ResponderEliminar

Puedes expresar aquí tu opinión.