Fernando Alfaro, de Albacete, histórico líder de Surfin'Bichos y Chucho, canta Velero.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
jueves, 17 de septiembre de 2015
miércoles, 16 de septiembre de 2015
Buenas noches. Padres e hijos
Últimos días del verano. La una y
media de la madrugada. En el pequeño jardín interior rodeado de
viviendas varios niños juegan, corren y lanzan gritos que parecen
alaridos de fieras salvajes. No les importa que haya personas
durmiendo. Ni a ellos ni a sus padres ni a sus madres, a quienes no
se les ve. Han (mal)educado a estos pobres seres sin normas,
dejándoles que hagan lo que les dé la gana y cuando prefieran.
Estos niños y niñas hablan como viejos tabernarios, hacen lo que
está prohibido y campan a sus anchas por la vida. Poco a poco, a
medida que vayan creciendo, sus familias irán sufriendo cada vez
más. Sufriremos todos, porque tendremos que seguir aguantando sus
caprichos cada vez gruesos. No solo me preocupa el futuro del país
con una juventud así, es que me preocupa ya este presente de padres
y madres ausentes y de una educación olvidada.
Buenas noches.
Buenas noches.
martes, 15 de septiembre de 2015
Buenas noches. La cita
Tenía cita a las 13:00. Me tocaba ya.
Llegó una pareja y se sentó detrás de mí a esperar su turno. Una
empleada les preguntó que a qué hora tenían su cita. Uno de ellos
les contestó que a las 13:00. Le pidió el DNI y comprobó la lista
de espera. Le dijo que la cita la tenía a las 13:10, a continuación
de la mía. Se alejó la empleada y el que habló le comentó a su
pareja: “Mentí, a ver si colaba, pero no coló”. Lo dijo con una
enorme naturalidad, con frialdad, como si estuviera acostumbrado a
hacerlo, sin importarle que yo, su posible víctima, oyera que había intentado colarse delante de mí. Parecía estar en la selva.
Buenas
noches.
Ética y política. El Toro de la Vega
¿Qué habrán estado pensando los
regidores del Ayuntamiento de Tordesillas cuando han autorizado la
celebración de esa pseudofiesta, impropia de seres humanos sensatos,
en la que se ha alanceado hasta la muerte al llamado Toro de la Vega?
Es verdad que estos ediles han sido
votados por los ciudadanos y se supone que en el programa electoral
correspondiente estaría incluida la celebración de la citada
agresión brutal a un animal.
Es verdad también que la política y
la ética son distintas. La política es el arte de organizar la
sociedad de forma que resulte lo más justa posible para los
ciudadanos. La ética, en cambio, es una opción personal que uno
hace para organizar su propia vida de acuerdo con unos valores que
considera que son los más importantes. Son dos asuntos, pues, bien
distintos.
Lo que en este lamentable caso parece
que queda en tela de juicio es la ética de cada uno de los
concejales responsables de la organización de este desgraciado y
degradante espectáculo. O sus opciones éticas están de acuerdo con
sus decisiones políticas o, por el contrario, valoran más el poder
que les da la política que sus criterios éticos. Si en la ética de
cada uno de ellos tuvieran algún peso el respeto a los animales y el
no recurrir al sufrimiento gratuito de los animales para que se
diviertan gentes brutas, o si consideraran que las tradiciones, por
sí mismas, no justifican nada, entonces ya habrían dimitido
impulsados por su propia ética. Si no lo han hecho, será porque
están de acuerdo con este disparate sangriento que han apoyado o
porque piensan que el poder es lo más importante y que todo lo demás
-incluida su propia ética- queda supeditado a él.
Hay algo muy serio por debajo de todo
este espectáculo de políticos inmaduros e inhumanos que hacen lo
que les da la gana, lo que más les conviene, y que dan ejemplo de
comportamientos indignos a los ciudadanos: ni el poder ni la política
son los criterios más importantes en la vida de un ser humano que
usa su razón para vivir. Lo que nos hace humanos es la ética. Una
política que no esté inspirada en criterios éticos no generará
una política justa ni una sociedad en la que los seres humanos
puedan desarrollarse como tales. Por debajo de la política,
inspirándola, está la ética de los políticos que la ejercen. Si
esta ética no es razonable ni buena, los políticos no actuarán
bien y la política resultante será rechazable.
Esperemos que se acabe pronto con este
disparate, que lleva ya demasiados años celebrándose, como es el
desgraciado Toro de la Vega.
Una estupenda médica. Mabel
Viviríamos muy mal sin el médico. El
médico se integra fácilmente en nuestra vida cotidiana.
Afortunadamente, aún podemos en nuestra sociedad acudir al médico
en los pequeños y en los grandes problemas de salud, podemos con él
prever y prevenir situaciones futuras y contar con su apoyo en muchas
de nuestras dolencias físicas y psicológicas.
En mi caso, no es un médico, sino una
médica: Mabel. Siempre sonríe. Siempre te mira. Siempre te escucha.
Siempre te atiende. Siempre te comprende. Siempre acierta, porque
sabe. Siempre te sientes tratado por ella como un ser humano. Siempre
me tranquiliza. Siempre está por encima de la situación. Siempre
actúa como una buena médica y como un buen ser humano.
Hay profesiones que exigen una
capacitación técnica importante, aunque sólo sea porque los
errores pueden traer consecuencias potencialmente graves. Si además,
el profesional tiene que tratar directamente con el público, se hace
necesaria también una formación humana y una calidad personal
grandes. Es lo que le ocurre a los médicos y es lo que tiene Mabel.
Por eso genera fácilmente confianza en el paciente y posibilita que
el acto médico sea algo cómodo, tranquilo, agradable y eficaz.
Yo creo que todos llevamos al médico
de cabecera asociado a la vida, como si fuera una parte importante
más de nuestro estar en el mundo. Por lo menos eso me pasa a mí con
Mabel. No la veo con frecuencia, para bien o para mal, pero cuando
necesito acudir a ella, voy con la tranquilidad con la que acudes a
alguien que es tuyo, que es tu médica, no porque te pertenezca, ni
mucho menos, sino porque te entregas a ella con facilidad.
Ayer me dijo que se iba, que se tenía
que ir del Centro de Salud por cuestiones administrativas. No me lo
esperaba y fue un duro golpe, un duro golpe vital. Hay que aceptarlo
y hay que aceptar, en principio, a quien la sustituya, pero eso no
impide que sienta que algo que formaba parte de mi vida se va, algo
valioso y, sin duda, algo muy humano.
Le di las gracias por todo lo que me
había dado. Eso quiere decir que se lo reconozco y que mi deseo es
que la vida le dé a ella lo mismo, al menos, que ella me ha dado a
mí. Ha sido un regalo de la vida y me gustaría que la vida fuera un
regalo también para ella. Ayer le di un abrazo y hoy le mando otro.
Ha sido una médica estupenda, magnífica, y una persona entrañable.
Le deseo lo mejor en el futuro. La recordaré siempre.
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