El problema fundamental de la vida es un problema ético.
¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano?
¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
No quiero ponerme a medir. No quiero
saber nada de cifras. No quiero recordar nada de lo que pasó. Sé
que somos tiempo: el tiempo pasado y el tiempo que quede por venir.
Sé también que es ese tiempo lo único que tenemos para vivir, que
la vida será el fruto de la manera que tengamos de emplear ese tiempo.
Seremos egoístas con el tiempo, o generosos, o dejaremos pasar el
tiempo, o lo mataremos o no nos daremos cuenta de que el tiempo hay
que vivirlo. Quiero llenar de vida el tiempo y compartirlo. Eso es
todo.
Nuestra profunda personalidad está en
aquello en lo que creemos, pero, sobre todo, en la manera que tenemos
de creerlo. El entusiasmo, las ocurrencias no pensadas, la duda
prudente, la negación sistemática, la autocrítica, la apertura
mental, el dogmatismo o la actitud dialogante pueden ser señas de
nuestra identidad que a veces desconocemos.