domingo, 25 de enero de 2015

Buenas noches. Artistas



Instalación de Ciria

Disfruto mucho con los artistas, con los creadores, con todos ellos, pero especialmente con los actores y con las actrices. Admiro, entre otras cosas, su capacidad para sacarme de este mundo e introducirme activamente en otro, dentro del que es posible pensar e imaginar para vivir mejor. 

Buenas noches.

Buenos días. Dar de sí



Siempre podemos dar más de nosotros mismos. Si crees que no, descansa e inténtalo otra vez. Lo comprobarás. 

Buenos días.


El Calendario Cultural de Bautista. 25/ 1/ 2015. Virginia Woolf




Tal día como hoy de 1882 nació Virginia Woolf

Tienes más información aquí.


sábado, 24 de enero de 2015

Buenas noches. Amor romántico




El amor romántico me parece que es algo así como pensar en el paraíso mientras se tienen los zapatos rotos y manchados de barro. 

Buenas noches.

Ética para todos 18. Repaso



Hoy vamos a hacer un repaso de lo que hemos visto hasta ahora en estas reflexiones sobre la ética y su papel en la vida del ser humano.

  1. Partimos de que el ser humano no está solo en el mundo, sino rodeado de personas y de cosas.
  2. Vivir es establecer algún tipo de relación con eso que nos rodea en el mundo.
  3. La pregunta que cualquier ser humano debe hacerse es: ¿Cómo debe ser esa relación que un ser humano establece con las personas y con las cosas con las que se relaciona?
  4. Esa relación, como todo lo que hace el ser humano en su vida, sigue unas normas, unas pautas. No se puede hacer nada sin seguir alguna norma.
  5. ¿Cómo deben ser las normas que debo seguir para relacionarme en el mundo?
  6. Descubro que hay muchos tipos de normas, pero las que me dicen cómo debe ser mi relación con las personas y con las cosas se llaman normas éticas.
  7. Las normas éticas no me las impone nadie desde fuera, sino que me las impongo yo mismo, y si no las cumplo, nadie me va a imponer una sanción. Seré yo mismo el que sentirá que mi conciencia me dice que no he actuado bien.
  8. Las normas éticas tienen 3 características:
    1. Las encuentro tan razonables y tan buenas, que yo mismo, sin que me lo diga nadie, me siento obligado a cumplirlas.
    2. Considero que, al ser tan buenas, todo el mundo debería cumplirlas.
    3. No las cumplo para conseguir con ello algo bueno para mí, sino porque en sí mismas son normas buenas que deben cumplirse. Lo que me mueve a cumplirlas no es lo que se consigue, sino el hecho de hacer algo que es bueno y que, por tanto, debe hacerse.
  1. Las normas que yo me doy dependen de mis valores, de lo que yo considere importante. Si para mí el respeto es un valor importante, me daré la norma de respetar a las personas y las cosas. Si no lo es, la norma será, entonces, la de tratarlas de cualquier manera.
  2. Desde el punto de vista de la ética, yo no actúo por conveniencia, ni por interés, ni porque me apetezca hacer algo, sino por deber, porque descubro que lo humano es actuar de una determinada manera y que yo debo actuar así.


El próximo día analizaremos la norma que teníamos pendiente sobre la forma de toser.

Lo que veo cuando miro. Ricos y pobres



Los ricos viven infinitamente mejor que los pobres y, además, les dictan a estos cuáles van a ser sus condiciones de vida. Incluso deciden si pueden vivir o no. Mala cosa ser rico.

Buenas tardes.

Los viernes, etimologías. Spicio, spectare


Obra de Guillermo Pérez Villalta

SPICIO, SPECTARE

-SPEK- es una raíz indoeuropea que significa un grado más allá de ver, es ver con intención, mirar(*), observar.

En latín existen los verbos spicio y spectare y ambos significan mirar. De esta raíz son espía y espectador, espectáculo y espectacular; recargado con ex, ex-spectare, de donde expectación y expectante. También especie (la apariencia, especialmente la apariencia bella, especioso significa bello, pero también tipo, mercancía), espécimen, y espectro. Todo el campo semántico alude a la apariencia, al sentido de la vista. Especia es una variante aplicada al significado de tipo, mercancía, que todos, ¿todos?, sabemos utilizar correctamente, las especias para sazonar los manjares, y las especies para los seres vivos. Especial, especialidad y especialista son derivados de especie.

El latín speculum es origen de espejo, especular, especulación, especulativo, especulador. Todo arranca, según dicen, de la práctica de mirar el cielo, por la noche, reflejado en un estanque. Era mucho más cómodo, y astrónomos y astrólogos practicaban esta "especulación", y así estudiaban estrellas y constelaciones, sin tener que doblar la nuca hacia atrás de forma harto molesta. De este significado de mirar algo dudoso nace la especulación con terrenos, comprarlos baratos, buscar la recalificación... lo que todos sabemos. Un espejismo, pero que da millones a los mafiosos, y estropea nuestras costas.

En latín con prefijos se forman muchos verbos a partir de spicio, que hacen derivar muchas palabras en español:

Re-spicio: Hay en español respeto y respecto, y respetuoso. Lo que se llama ser mirado, tener miramientos.

Ad-spicio: aspecto.

Cum-spicio: conspicuo, famoso, bien mirado por todos.

Circum-spicio: circunspecto, formal, juicioso, prudente, porque mira alrededor antes de obrar.

De-spicio: despecho, despectivo.

Per-spicio: perspectiva, perspicacia.

Pro-spicio: prospecto y prospección, por ejemplo de petróleo en Canarias.

Sub-spicio: suspicaz y sospechar, por ejemplo que no va a ser muy bueno para el medio ambiente.

In-spicio: inspector, inspeccionar.

De la misma raíz provienen aspillera, de specularia; arúspice, el sacerdote que observaba las entrañas de las víctimas sacrificadas; de avis-spicio, mirar las aves, proviene auspicio. E introspección, y retrospectivo.

En griego la raíz -spek- , con vocalismo o (ya hemos visto que con frecuencia alternan en indoeuropeo el vocalismo e y el vocalismo o) aparece como -spok-, que por metátesis se convierte en -SKOP-. El verbo griego skopeo significa mirar y skopós es vigilante, observador. A partir de este étimo tenemos en español: de epi, sobre y skopos: epíscopo que evoluciona a obispo, episcopal; de peri, alrededor, periscopio; de kalós, hermoso y eidos, imagen, caleidoscopio; de micrós, pequeño, microscopio; de tele, lejos, telescopio, y fonendoscopio, estetoscopio...

 (*) En español la frontera entre ver y mirar aguanta nítidamente, al contrario que entre oír y escuchar, que se está borrando a toda velocidad. Ya nadie dice: "He oído tal cosa"; hasta en la tele dicen: "He escuchado tal cosa"... Está alguien al teléfono y dice: "No te escucho", en lugar de decir: "No te oigo". El verbo oír está en peligro de extinción. Qué pena, todo se estropea, hasta el idioma.

Teatro: Soltaritate



Era un tipo físicamente grande, con una cintura grande, una edad grande y un volumen de voz también grande. Subió la escalera de manera pausada, como si no pudiera hacerlo de otra manera. Era calvo, con los ojos cercanos entre sí y algo hundidos en la cara, que no revelaba otra cosa más que un cierto mal humor latente. Se sentó dejándose caer sobre la butaca sin quitarse el chaquetón. De un lado de este grandullón, el pasillo. Del otro, yo. Estábamos en el Teatro de la Abadía.

Fui a ver Solitaritate, una obra del Teatro Nacional Radu Stanca, en colaboración con otros organismos, de Rumanía. La obra habla del estado de la sociedad rumana actual, fruto -¡cómo no!- del neoliberalismo imperante, y está hablada en rumano. Me apetecía también observar qué tipo de teatro se hace por ahí fuera y esta me parecía una ocasión estupenda, dado que en la obra colabora incluso el Festival d'Avignon.

El tipo grande estaba situado a mi izquierda y estuvo unos minutos leyendo con detenimiento el programa de mano de la obra. En cuanto acabó de hacerlo y como si estuviera en el salón de su casa, exclamó en voz alta:

  • Así que es teatro de protesta. A ver si, por lo menos, es bueno.

Yo, permanecí con la misma cara que tenía antes de oír el comentario, pero pensé que allí podía haber espectáculo. Afortunadamente se quitó el chaquetón antes de que empezara la obra y se quedó en camisa, con sus elegantes mangas de puño vuelto aderezado con su gemelo correspondiente. Su dicción era perfecta. Su tono de voz, contundente. Cuando pasaron un par de minutos de la hora fijada para que comenzara la función y, a la vista de que habían dado un tiempo de cortesía que le pareció excesivo, soltó con un aire evidente de exigencia:

  • ¡La hora!

Para ambientar el espectáculo, los altavoces del teatro hacían sonar una especie de letanía en rumano, indescifrable para mí, un tanto cansina, pero que tampoco molestaba en exceso, al menos eso era lo que me parecía. No era el caso, por lo que vi, de mi vecino de localidad, porque en un momento en el que él creyó que había cesado la letanía, aunque en realidad no fue más que una pausa momentánea, espetó con su voz potente y su dicción perfecta:

  • ¡Vaya! Por fin se calló.

Aunque la obra empezaba con los actores circulando por el patio de butacas, haciendo como que negociaban con los distintos sectores del teatro, levantando a algún espectador y dando a entender que allí podía pasar de todo, el espectáculo discurría de manera algo lenta, con muchos diálogos que había que seguir en supertítulos y menos acción de la que a mí me parecía conveniente.

Yo pensaba que mi vecino podía saltar en cualquier momento. Realmente la obra era de protesta, aunque expuesta con humor y sin acidez, pero mi vecino resoplaba con frecuencia, como dando a entender que aquello no le estaba gustando nada. En un momento dado, hacia la mitad de la función, hizo un movimiento algo brusco, dobló su chaquetón y, con bastante esfuerzo y aprovechando que uno de los actores hacía un ruido considerable con una guitarra eléctrica, se levantó y bajó las escaleras con la misma parsimonia con la que las había subido. Se fue. No nos brindó un espectáculo paralelo, afortunadamente, y yo aproveché para estirar las piernas hacia el lugar que había dejado vacío.

Literariamente, la obra me parece muy buena. Los actores creo que son magníficos todos. El que esté dicha en rumano es un inconveniente parcialmente salvable con la traducción proyectada encima de la escena. Me dio la impresión de que algo fallaba en la puesta en escena, que a veces daba la sensación de obra antigua. En varias ocasiones los actores se sentaron en el escenario a hablar, a dialogar sobre asuntos muy interesantes, pero que resultaban algo largos y faltos de acción, de acompañamiento. El decorado, muy bueno. Ya he dicho que el texto y los actores estaban a gran altura y el público, que llenaba el teatro, aplaudió mucho al final.

Me hubiese gustado que mi vecino verbalizara su opinión sobre lo que había visto, pero supongo que estaría en algún bar de la zona dando cuenta de algún rioja y diciéndole seguramente al camarero lo mal que está la cultura, llena de protestas y de gente que se cree que son unos intelectuales.