miércoles, 23 de octubre de 2013

Buenas noches. ¿De qué vives?





No se puede ir por la vida de cualquier manera. No se puede vivir sin darnos cuenta de lo que estamos viviendo. No se puede mirar el mundo con esa mirada superficial de quien va como de puntillas por la vida. Hay que buscar la belleza, la bondad, la sorpresa en todo que tengamos delante, desde el amanecer pleno de poderío a la majestuosidad de la Luna, pasando por la luz infinita del mediodía o por el apasionado atardecer. Y también en la belleza de unos rostros, de unos cuerpos, de unos gestos, de unos detalles imprevistos. Y en los paisajes, y en los árboles y en los edificios y en el piar de los pájaros. Y en lo que hace la gente buena. Y en las preguntas que te hace el arte … Si vas por la vida y no te fijas en nada de esto, ¿de qué vives? Buenas noches.

El calendario de Bautista. 23/10/2013. Sarah Bernhardt




Tal día como hoy de 1844 nació la actriz Sarah Bernhardt

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Elegancia 142. Discriminaciones




El machismo, el racismo y, en general, cualquier discriminación

son radicalmente incompatibles con la elegancia.

Buenos días. El saludo





Decir 'buenos días' no es, ni mucho menos, cumplir con ningún rito que certifique una buena educación. Dar los buenos días es querer tener un detalle cariñoso con las personas que conocemos y que forman nuestro mundo. Es la muestra de lo mejor que puede ofrecer el ser humano: un buen deseo, el deseo de que el día sea bueno para la persona a la que se saluda. Creo que hay que huir de los ritos fríos, de las costumbres heredadas sin más y llenar de vida las pequeñas y las grandes cosas que hacemos. Buenos días, pero de verdad y con cariño.

¿Para qué sirve la filosofía? 7

martes, 22 de octubre de 2013

Elegancia 141. Demostración




La persona elegante muestra siempre su elegancia,

pero la demuestra sólo en los momentos

que considera elegantemente oportunos.

Buenos días. Cariño





El poco cariño hiere. La ausencia de cariño mata. Buenos días.

El calendario de Bautista. 22/10/2013. Doris Lessing





Tal día como hoy de 1919 nació la escritora, premio Nobel, Doris Lessing

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Buenas noches. El eterno retorno





Aquel mundo era demasiado cerrado, no tenía salidas visibles y ofrecía pocas posibilidades para llegar a ser uno mismo. Cuando yo tenía 20 años, había bastantes salidas laborales, tanto para quien quería estudiar y prepararse, como para quien prefería aceptar cualquier trabajo, aunque estuviese peor remunerado. Lo que no había eran muchas salidas humanas. La sociedad estaba dominada en buena medida por las normas franquistas y por la ideología religiosa católica. Ninguna de las dos daba más opción que la chata manera de entender la vida que, de manera uniforme, dominaba las mentes y la realidad de los jóvenes de entonces.

La vida en la familias era asfixiante. Todo era igual, siempre igual. Vivir consistía en repetir y repetir y nunca en crear. Lo nuevo estaba prohibido. Lo fresco estaba condenado. El placer, si no entraba dentro de unos márgenes muy estrechos, era denostado y perseguido. Se trataba de aguantar callado, en la medida de lo posible, y de sufrir en silencio la repetición siempre idéntica de lo mismo.

La única salida viable era escapar, huir de casa en cuanto hubiera una oportunidad. Algunos, quizá privilegiados, la tuvimos yéndonos a estudiar fuera, en donde conocimos otros mundos, aunque con una dependencia económica de la familia que a veces se hacía algo cuesta arriba. Otros, puede que con menos oportunidades, intentaron formar cuanto antes su propia familia para poder así escapar de los negros lazos de la rutina sin fin. Muchas parejas jóvenes se formaron entonces y se emanciparon en cuanto sus economías se lo permitieron, pero casi todas ellas reprodujeron más o menos el esquema que habían vivido hasta entonces. La herencia recibida adoptó una cierta apariencia de juventud y acabó siendo tan parecida a la anterior que nadie diría que se había evolucionado mucho. En cuanto se formaban, las nuevas parejas cerraban la puerta y ponían entre paréntesis cualquier relación previa que tuvieran con el exterior, cortaban los lazos de la vida con amigos y diversiones y se enclaustraban otra vez en sus nuevos hogares a revivir lo que habían vivido antes, sólo que ahora con un decorado distinto, aunque muy parecido al anterior. Fue, una vez más, el eterno retorno. Buenas noches.

¿Para qué sirve la filosofía? 6